Decía Ziganda a la conclusión del choque contra los periquitos que la disputa de partidos entre semana ha influido en el último rendimiento liguero del equipo. Nadie como él conoce el nivel de los depósitos de sus pupilos, pero da la impresión de que hay más factores determinantes.

De hecho, la escuadra navarra también tuvo que encarar un apretado calendario en diciembre y enero, meses en los que no sólo no se resintió su juego colectivo sino que ofreció su mejor imagen en casa, con goleadas incluidas.

Además del cansancio acumulado, que nadie lo discute, habría que añadir la falta de oxigenación en bandas -sin recambio por las lesiones de Valdo y Delporte-, cuya consecuencia ha sido el progresivo menor valor cualitativo de las asistencias desde los carriles, lo que genera que los delanteros no encuentren ventaja sobre sus marcadores y se centren más en pelear con ellos que en superarlos.