Los diferentes organismos israelíes de espionaje presentaron ayer al Gobierno su evaluación anual de seguridad. El informe no tiene desperdicio. Israel, que destruyó Líbano el pasado año en una operación de castigo sin precedentes, que cuenta con armas atómicas secretras, que lleva a cabo un genocidio silencioso en Palestina, o mantiene ocupados militarmente territorios de otros países, presentó su visión sobre la «seguridad» de la región insultando al sentido común y a sus vecinos.

Los sionistas sostienen que son bajas las probabilidades de que estalle una guerra en Oriente Medio, lo cual habría que interpretar como que no proyectan provocar ningún conflicto.

Sin embargo, los espías israelíes creen que la inestabilidad geopolítica en la región en 2007 será mayor que en 2006, «en particular debido al programa nuclear iraní» y porque estiman que las fuerzas «moderadas en el mundo árabe han perdido terreno».

«El entorno estratégico del Estado de Israel es menos estable de lo que era», dijo el general Amos Yadlin, jefe del espionaje militar, sin entrar a valorar la responsabilidad israelí en ello. Estimó que en 2007 Irán seguirá adelante con su programa nuclear e indicó que Teherán continuará alentando política y financieramente a Hamas, Yihad Islámica e Hizbula.

También el jefe del Mossad, Meir Dagan, se mostró «preocupado» por las actividades de Hizbula y alertó de que persiste en sus intentos de restaurar su capacidad militar.

Yubal Diskin, responsable del Sabak, declaró que la tensión entre Hamas y al-Fatah, a la que tanto ha contribuido Israel, continuará y consideró que, en cuanto a los territorios palestinos, las principales amenazas provienen de Gaza, donde la acción de los organismos de seguridad sionistas es menor que en Cisjordania. Añadió que cualquier incidente armado en Gaza puede provocar una «escalada fugaz», palabras que en el lenguaje militar israelí sirven para justificar la matanza de palestinos en este desigual combate.