Segunda presencia de Mur en el BJC, esta vez especialmente bien acompañada. Ya en la introducción instrumental, «All or nothing at all», descubrimos a un trío de enorme vigor. Conocíamos al explosivo Ayza y al polivalente y creativo Mengual, pero nos sorprendió agradablemente Wiesendanger, un furioso e inspirado improvisador, lo mismo capaz de repentizaciones de intensidad coltraneana que de delicadas puntuaciones en las baladas más sutiles.

Mur se mostró como cantante entusiasta de voz potente, que emplea con garbo, realizando vigorosas aproximaciones a los temas. De vibrato justo, pero expresivo, compensado por una estupenda modulación, y una concepción personal, bastante original del scat, al que insufla en ocasiones melismas flamencos.

El grupo enlazó diversos lenguajes (swing, bop, jazz-bossa) con naturalidad y brillantez. La causa de esta versatilidad fue la habilidosa mezcla de repertorios: desde romances del siglo XV, como «Las tres morillas de Jaén», con la sorpresa de una poderosa improvisación al piano, hasta piezas brasileñas y venezolanas, como «La bikina», e incluso obras del padre de Mur: el guitarrista flamenco Fernánez de Moya.

En la segunda parte, si bien sobró alguna balada, pudimos escuchar un standard («Softly as in a morning sunrise») enriquecido por el paso del swing a cadencias arábigo-andalusíes o joyas de la música popular brasileña cantadas con prodigiosa contención y sensibilidad. Atrevimiento y ri- queza de repertorio fueron el verdadero acierto de la sesión.