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Maite SOROA msoroa@gara.net

¡Cómo se ha puesto la prensa hispana!

Concluyó, al fin, la huelga de hambre de Iñaki De Juana, y a la prensa hispana le ha subido la temperatura hasta poner a sus más conocidos columnistas y editorialistas al borde del delirio febril. Todo ello, además, previsible.

Decía ayer «Diario de Navarra» en su editorial que «el chantaje al Estado ha ganado en toda línea y no cabe disimularlo», mientras el editorialista de «El Mundo» se encendía como un fósforo y sentenciaba que «Zapatero quedará marcado por su incapacidad para resistir este chantaje y sufrirá probablemente un alto coste electoral por esta decisión en la que el Gobierno se ha plegado por primera vez de forma evidente a pagar a ETA un precio político para no tener que afrontar la incomodidad de una escalada de la kale borroka en vísperas de las municipales y no ver esfumarse para siempre su mitificado proceso de paz». Si ZP se desgasta, ¿por qué se molesta el de ``El Mundo''?

En ``ABC'', el escribiente de Zarzalejos se mostraba pesimista porque «la debilidad obsesiva del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero nunca traerá la derrota de ETA» y en el mismo rotativo, Cesar Alonso de los Ríos se plantaba: «Zapatero está con De Juana, esto es, con la paz en el País Vasco y la independencia de éste». Pues mira tú qué bien.

En ``La Razón'' lo decían todo en el título de su editorial: «ETA gana su pulso al Estado. La excarcelación de De Juana lleva a la conclusión de que el chantaje terrorista es eficaz». José Luis Requero, juez y miembro del CGPJ aficionado en extremo a exhibir sus ideas de extrema derecha, también en ``La Razón'' aseguraba que «ahora el andar será más cómodo: inaplicada la Ley de Partidos, Batasuna bis podrá concurrir a las elecciones; si el PSOE gana en Navarra, se garantiza la anexión al País Vasco; y ETA habrá conseguido sus objetivos».

Gabriel Albiac, uno que empezó en la izquierda y lleva un espectacular carrerón hacía el rincón más oscuro de la derecha, advertía, en ``La Razón'', por supuesto, de que «un gobierno democrático rinde cuentas siempre de sus derrotas. Y el ciudadano sentencia». Habrá que ver qué es lo que escribe la ciudadanía en su sentencia, ¿no les parece?

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