La experiencia hace desconfiar a los habitantes de Mogadiscio sobre los resultados que puedan lograr las «tropas de paz» enviadas por la Unión Africana (UA) a Somalia, que empezaron a llegar el jueves al país.

«Va a ser un fracaso garantizado, porque no pueden desarmar a las milicias», considera Haji Mohamed, un comerciante septuagenario que trabaja en el mercado de Bakara. «Va a ser como cuando vivieron las fuerzas de la ONU. No pudieron imponer el orden», recuerda.

La misión de la UA en Somalia (Amison), cuyos primeros efectivos -una treintena de funcionarios ugandeses- llegaron el jueves a Baidoa, contará a largo plazo con 8.000 miembros, pero carece de medios financieros y humanos para poner fin a dieciséis años de guerra civil que han devastado el país.

«La idea del despliegue de una fuerza de paz en Somalia carece de sentido. ¿Qué clase de paz van a imponer cuando la gente continúa armándose?», espeta Saleban Nabdon, un responsable local de Mogadiscio, que estima que el plan «puede empeorar más la situación».

Entre 1992 y 1995 se desplegaron varias misiones internacionales para ayudar a las víctimas del hambre y los combates, pero fracasaron por la muerte de unos 151 cascos azules.

Incremento de la violencia

Muchos habitantes de Mogadiscio creen que el despliegue de las fuerzas de paz irá acompañado de un incremento de la violencia en la capital, sacudida regularmente por ataques desde que en diciembre de 2006 cayera el régimen islamista tras la invasión de tropas etíopes.

«Se esperan ataques contra los soldados extranjeros que lleguen», advierte el doctor Abdulahi Jaaked. Un pesimismo que comparte Sadia Mohamed Elmi, una somalí de 35 años que trabaja para una ONG y que señala que «si las fuerzas de la UA se despliegan, las emboscadas seguirán. La mayoría de la población se opone al plan. Los ciudadanos se arman y no aceptarán nunca algo que consideran que no necesitan», alerta.

«Saben lo que pasó cuando las tropas de EEUU intentaban capturar al general Aïdid -principal señor de la guerra somalí-. Hubo una escalada de violencia y la misión de paz falló -el 3 de octubre de 1993 murieron 18 soldados en una emboscada-. Por eso la nueva misión está abocada al fracaso», indicó.

Ali Hassan Mumin va más allá al señalar que «la esperanza de paz en Somalia se debilita si las fuerzas de la UA se despliegan».

Sadia Mohamed Elmi subraya que la única solución es el entendimiento entre los somalíes.