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Exhibición de destreza en el sutil arte de esquivar las reivindicaciones vascas

Maria AIZPURUA

Varios representantes de asociaciones y partidos esperaron en vano la oportunidad de trasladar directamente sus reivindicaciones a Royal. Andde Darraidou y Panpi Dirassar de Batera no lo consiguieron y tomaron como intermediario a Alain Rousset, presidente del Consejo de Aquitania, para hacerle llegar la cuestión de la consulta sobre el Departamento. Batasuna que recibía a Royal en el puerto de Ziburu con ikurriñas, pancartas y lemas de «Euskal Herria, Askatasuna!» tampoco pudo acceder a ella ya que uno de sus representantes fue empujado bruscamente por los guardaespaldas. Fue la concejala socialista local Sylviane Alaux quien prometió que haría llegar a la candidata la interpelación para que el Estado «reconozca y respete a Euskal Herria». Mixel Berhokoirigoin, presidente de Laborantza Ganbera logró un par de minutos para entregarle un dossier sobre la necesidad de una institución agrícola propia.

En esta actitud de escaqueo, Royal tuvo dos asistentes de talla: el diputado landés Henri Emmanuelli y el consejero general de Angelu Jean Espilondo que hicieron lo imposible para que no entrara en esas cuestiones. Además, éste último no estuvo muy acertado en sus palabras al animar a los angeluarras a derrotar a la derecha: «Lo que más importa a la derecha es lo que cuesta un hombre; en cambio a la izquierda, lo que vale un hombre» dijo. Falta de elegancia y habilidad política cuando su partido ha optado precisamente por una candidata!

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