El día después de que el Gobierno español decidiera aplicar a Iñaki de Juana prisión atenuada y, como consecuencia, el donostiarra fuera trasladado desde el madrileño centro 12 de Octubre al Hospital Donostia, donde anunció que ponía fin a la huelga de hambre que había llevado a cabo en los últimos 115 días, Irati Aranzabal expresó su más sentido agradecimiento a las personas que desde el 7 de agosto, cuando dio inicio a su primer ayuno -que se prolongó por 63 días-, «han reivindicado la vida de Iñaki y han denunciado su situación, a pesar de las dificultades y por encima de ideologías».

«Gracias en mi nombre y en el de Iñaki», insistió la compañera del prisionero, que sigue recuperándose en el complejo hospitalario donostiarra de las graves secuelas que le ha producido la protesta. En una multitudinaria rueda de prensa, en la que estuvo acompañada por los representantes de Askatasuna Juan Mari Olano, Oihana Agirre y Xabin Juaristi, el portavoz de Etxerat Estanis Etxaburu y las abogadas Ainhoa Baglietto y Aran- txa Aparicio, Aranzabal no dudó en asegurar que «si está vivo y en casa, aunque sea en el hospital, es gracias a la lucha de todo un pueblo».

Manifestó que los días en que ha permanecido en huelga de hambre han resultado «muy duros, con muchos contratiempos», pero especialmente estas últimas jornadas en las que «ha estado en una situación de vida o muerte. Pero, afortunadamente, está vivo y en casa».

Respecto a las primeras horas en el Hospital Donostia, informó de que, en cuanto llegó ayer sobre las 16.00, fue sometido a los análisis pertinentes para disponer de su cuadro clínico, tras lo cual los médicos comenzaron a alimentarle con un caldo. «Está sometido a un control médico estricto. Esta noche [por la de ayer] ha podido dormir. Ha estado tranquilo», agregó Aranzabal, quien resaltó que la fase de recuperación será larga y que De Juana «deberá ir poco a poco hasta recobrar fuerzas, porque ahora es sólo huesos».

También explicó que ha recibido visitas de familiares y amigos, también de representantes de la izquierda abertzale, «sin ningún problema».

Relató que cuando recibieron la noticia de que iba a ser traslado al Hospital Donostia ambos vivieron «un momento muy intenso. Nos pusimos muy nerviosos». Pero el momento más emocionante se produjo cuando «pasamos la frontera de Euskal Herria. Fue increíble, sobre todo para él». Y es que, según añadió, llevaba nada menos que 24 años sin pisar su tierra.

«No han estado a la altura»

Aranzabal se mostró tan agra-decida al pueblo como crítica con la actitud de las instituciones y partidos políticos de Euskal Herria: «Quiero denunciar su dejadez, porque desde el 7 de agosto no han hecho nada por salvar la vida de Iñaki. Una vez más, no han estado a la altura del pueblo».

Indicó que su felicidad «no es completa» porque «aún tenemos a 600 familiares y amigos presos; tenemos que traerlos también a casa». Y, prosiguió, «los traeremos vivos, porque no queremos que ninguno más regrese en un féretro, aunque algunos digan lo contrario». Fue su respuesta a las recientes manifestaciones del secretario de Organización del PSOE, Jo- sé Blanco, en las que dijo que «hay muchas personas» del entorno de De Juana que «desean que se muera».

«Nunca dejaremos solos a nuestros familiares presos; nos tendrán a su lado hasta que estén en casa y vivos, como hemos hecho con Iñaki. Porque tienen sus derechos y, sobre todo, porque les queremos», apuntó la compañera del donostiarra, quien principalmente aludió a la situación que viven los siete prisioneros políticos que, pese a sufrir enfermedades graves e incurables, siguen sin ser liberados -Bautista Barandalla, José Ramón Foruria, Juan José Rego, Marilo Gorostiaga, Mikel Gil Cervera, Jon Agirre y Josu Uribetxebarria- y a los 150 que, a pesar de haber cumplido las condenas impuestas por los tribunales españoles, continúan en la cárcel.

«No podemos permitir que mueran en una sucia celda, y debemos ser conscientes de que no podemos estar esperando, porque sólo nuestro esfuerzo les traerá a casa», advirtió, al tiempo que conluía que «es inaceptable que se conculque uno solo de sus derechos».

«Vida normal»

Sobre la vulneración de los derechos de los represaliados y la política penitenciaria se extendió Juan Mari Olano, quien inició su alocución felicitándose por la decisión adoptada por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero con De Juana y subrayando que el movimiento pro amnistía «no tiene ninguna intención de entrar en un debate interesado» sobre la situación del prisionero.

En ese sentido, mostró su total convencimiento de que una vez recuperado, «que será un proceso duro y largo», el donostiarra podrá llevar adelante una vida «absolutamente normal, como cualquier ciudadano». Argumentó esa afirmación señalando que «por supuesto que hasta que acabe la condena de tres años tendrá algún tipo de control, pero en Euskal Herria somos cientos los ex presos que somos objeto de control, teniendo que ir a firmar a comisaría o al juzgado cada semana, cada quince días o lo que sea; y somos miles los ciudadanos que sufrimos control policial las 24 horas del día. Por tanto, el he-cho de que Iñaki sea objeto de algún tipo de control no supone que no pueda llevar a cabo una vida normal».

«Lo que importa -prosiguió- es que Iñaki está feliz y su compañera también está feliz. Y por eso, el movimiento pro amnistía también lo está».

Preguntado por si observa contradicción entre las palabras de De Juana en las que aseguraba que no iba a cesar en su protesta hasta quedar en libertad y la decisión adoptada la víspera de dejar el ayuno, lo negó -«en el futuro, tras la recuperación, se comprobará que podrá hacer una vida absolutamente normal. Ha dejado la huelga porque ha visto cumplidos sus objetivos»-, y advirtió que debates de este tipo «únicamente interesan al PP y a la extrema derecha, que los utilizan para intentar desgastar a Zapatero y al Gobierno español».

Ante la insistencia de los periodistas, Olano afirmó que «no tenemos ninguna intención de crearle dificultades al Gobierno de Zapatero, ni de pasarle la bandera de la victoria por la cara ni nada de eso. Sabemos lo que es la política; ésta ha sido una decisión complicada probablemente para el Gobierno, pero fue este Gobierno el que se creó el problema».

De hecho, apuntó que «vamos a animar» a Zapatero para que «desbloquee estas situaciones insostenibles e injustas», en referencia a las que está sometida el Colectivo de Presos Políticos Vascos. «Le ayudaremos a que libere a los enfermos y a aquellos que ya han cumplido su pena, porque cualquier día podemos tener una noticia lamentable, y a crear un clima social y político distinto», añadió.

«Pasar página» y mirar al resto

El portavoz de Askatasuna destacó que «el tema de Iñaki se ha resuelto» y que «este pueblo ha sido capaz de arrancarle de la cárcel», aunque reconoció que «ha sido tarde y no en los tér-minos que nos hubiera gustado». Por eso, abogó por «pasar página» porque «el problema no termina aquí: hay otros siete presos enfermos y otros 150 secuestrados. Nos centraremos en esa labor, en sacarles de la cárcel», insistió.

Según declaró, la situación que padecen esos prisioneros y el resto de integrantes de EPPK es consecuencia de una política penitenciaria ad hoc creada con un objetivo concreto: «Chantajear a todo un pueblo que lucha por su liberación. Ésa era su finalidad y lo sigue siendo». Recordó que entró en vigor tras el fracaso de las conversaciones de Argel, con Felipe González al frente del Gobierno español y con Enrique Múgica Herzog como ministro de Justicia, «y con el absoluto convencimiento del PNV. Lo dijo el propio Ardanza, que ellos animaron al Gobierno español para que dispersara a los presos. Agradecemos al ex lehendakari su sinceridad, que lo haya reconocido públicamente. En base a ello, aseguramos que el PNV puede anotarse el tanto de la dispersión».

No obstante, apostilló que el resultado político de esa estrategia basada en la dispersión y el aislamiento «es igual a cero, aunque en clave de sufrimiento arroja un resultado de 36 muertos entre presos, familiares y amigos. Ése es el único efecto que pueden presentar».

Tras instar al abandono de la política represiva y de ilegalización, llamar a la «construcción entre todos de unos mínimos democráticos» y emplazar a las formaciones políticas a que «se sienten, dialoguen y lleguen a un acuerdo transversal para superar el conflicto y pasar página definitivamente, sin centrarse en debates estériles sobre la violencia», quiso volver a resaltar «la dignidad» mostrada por Iñaki de Juana «ante la dura situación que le ha tocado vivir».

«Y queremos decir algo que todo el mundo debería valorar: los presos están absolutamente comprometidos con la resolución del conflicto, basada en la autodeterminación y la amnistía. Y se debería tener en cuenta, porque el proceso necesita de todos, también de los presos y los exiliados».