Corrupción inmobiliaria
SARA ERRASTI
A estas alturas no creo que nadie se sorprenda al ver los trafullos que se dan en el mercado inmobiliario. Sin embargo, hace falta ser víctima de uno de esos engaños para comprender hasta dónde puede llegar la falta de escrúpulos de algunos. La inmobiliaria, Euskalcasa. Solicité sus servicios para comprar un piso en Bilbao la Vieja, 12. Me ofrecieron uno que me gustó y decidí comprarlo. Pero cuál fue mi sorpresa cuando, el mismo día de la firma del contrato de compra-venta, pude saber que la citada vivienda se encontraba «fuera de ordenación diferida» y los datos de la finca que figuraban en el contrato no correspondían al piso que yo vi. Ante tal confusión, quise pensar que fue una grave equivocación y decidí retrasar la firma del contrato. Tuve que aguantar todo tipo de improperios, tenía que ser ya, y cuando al fin puse como condición ver los datos del piso que realmente quería comprar, me confesaron que ni tan siquiera estaba registrado en el Registro de la Propiedad. Es decir, que me han ocultado información fundamental: En primer lugar, «fuera de ordenación diferida» quiere decir que el inmueble podría desaparecer por decisión del Ayuntamiento. Además, no se puede optar a ningún tipo de ayuda pública para la reforma de la casa. En segundo lugar, al no estar registrada la vivienda, uno no sabe si se encuentra embargada o libre de cargas. Está claro que vender pisos es un negocio redondo en la actualidad, pero ante semejantes tiburones sin escrúpulos quiero lanzar una misiva a todos los compradores confiados e incautos: ¡ojo con esos buitres!