Cerca de un millón de estonios votarán hoy en unas elecciones parlamentarias marcadas por la apatía y por el hecho de que el estado báltico será el primero en el mundo en el que se celebren unos comicios on line a través de la firma electrónica. El tema más polémico de la campaña ha sido la decisión del presidente Toomas Hendrik Ilves de retirar el monumento a los soldados soviéticos que derrotaron al Ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial.