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ELECCIONES EN EL NORTE DE IRLANDA

Los votantes han dicho «sí" al Gobierno pluripartidista

Las elecciones a la Asamblea de Belfast no fueron una votación sobre escaños, sino un referéndum sobre el proceso de paz. Los resultados son claros: «Sí" al proceso y a la creación de un Ejecutivo multipartidista. El DUP tiene ahora la responsabilidad de cumplir este compromiso. Más que un mera votación, los comicios de la pasada semana han sido una consulta sobre el proceso de paz y, en concreto, sobre el Acuerdo de St. Andrews y la reinstauración de las instituciones. Los votantes han hablado y le han dicho al DUP que forme gobierno.

Soledad GALIANA Corresponsal de GARA en Irlanda

Los votos se han contado y los resultados son por todos conocidos, pero las victorias del DUP y Sinn Féin dicen mucho más sobre el estado del proceso de paz y las expectativas del electorado de lo que lo hacen los meros resultados.

Es importante recordar que tras la presentación del Acuerdo de St. Andrews por parte de los gobiernos el 13 de octubre del pasado año en Escocia y el apoyo inicial, aunque condicional, de los partidos políticos, el DUP exigió algún tipo de referendo popular para asegurar que el documento contaba con el apoyo de la gente. Es por ello que el Gobierno británico decidió convocar las elecciones, y es por ello que el mensaje de Sinn Féin al DUP durante la última semana ha sido claro: Los unionistas querían las elecciones y ahora deben aceptar los resultados.

Y la petición de los votantes, según la interpretación de los gobiernos de Londres y Dublín y la mayoría de los partidos, es clara: Es hora de volver a las instituciones autonómicas.

Cuando acudieron a las urnas lo hicieron para elegir representantes para una institución autonómica, la Asamblea. Es evidente que si los votantes hubieran considerado que las posibilidades de la reinstauración de ésta eran mínimas, o si los electores simplemente no tuvieran interés en las instituciones emanadas del Acuerdo de Viernes Santo, la opción de voto hubiera sido la abstención. Sin embargo, los votantes acudieron a las urnas en los mismos números que en las elecciones de 2003.

Luego está la cuestión de la «radicalidad» de los partidos. Los medios insisten constantemente en representar el voto a Sinn Féin y el DUP como el voto de los extremos. Particularmente, el voto al DUP ha sido interpretado como una expresión del rechazo de la comunidad unionista al proceso de paz.

Sin embargo, es importante considerar que el crecimiento en número de votos de ambos partidos es directamente proporcional a su participación y protagonismo en el proceso de paz. Sus comunidades confían en líderes que, a pesar de los compromisos de este proceso, mantienen su línea política y estratégica sin dudas ni aspavientos -este fue, precisamente, el fallo del que fuera líder del UUP, David Trimble, que con sus dudas y actuaciones contradictorias al principio de este proceso no sólo daño la credibilidad de su partido, sino la de las negociaciones-.

Habrá aquellos que dentro del DUP aseguren que este ha sido un voto contra la formación de un gobierno multipartidista, y que los votantes protestantes buscan un partido que sepa plantarle cara a Londres, Dublín y Sinn Féin. Pero entonces, cómo se explica que los candidatos más progresistas del partido, entre los que figuran Peter Robinson, Jeffrey Donaldson o Gregory Campbell, que no descartan la formación de gobierno hayan recibido tanto apoyo como los opuestos a la negociación con Sinn Féin, entre ellos Nigel Dodds o el reverendo William McCrea.

La respuesta a esta pregunta quizás haya que buscarla fuera de los resultados del DUP y Sinn Féin, y mirar a la hecatombe electoral de los partidos opuestos al Acuerdo de St. Andrews.

El unionista UKUP ha desaparecido del mapa y su líder, Robert McCartney, que se presentó en seis distritos electorales, no consiguió ser elegido en ninguno. Lo mismo puede decirse de aquellos que, desde una perspectiva republicana, consideraban que Sinn Féin había concedido demasiado al aceptar a la Policía norirlandesa. Ninguno resultó elegido y los votos que obtuvieron no causaron ninguna pérdida a Sinn Féin.

Sin embargo, parece que el electorado norirlandés está más preparado para aceptar un gobierno multipartidista con el unionista Ian Paisley y el republicano Martin McGuinness a la cabeza de lo que lo está el DUP.

Este es uno de los temas más controvertidos dentro del partido y quizás por ello es más relevante que nunca el contrato que firmaron los futuros diputados del DUP. En él que se comprometen a cumplir con la disciplina de partido, si no es así, deberán abandonar su escaño.

El próximo miércoles, DUP, Sinn Féin, SDLP y UUP deben nominar sus ministros. Si el DUP lo hace, será un paso más hacia el Ejecutivo.

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