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«Blade runner»: 25 años después, los androides continúan soñando

Hace 25 años, un 25 de marzo, murió el prestigioso escritor de ciencia-ficción Philip K. Dick. Cinco meses después, se estrenó «Blade Runner", una película basada en su novela «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?". La película se convirtió en un icono de la cultura moderna y posibilitó el redescubrimiento del fértil caudal imaginativo del escritor.

El 15 de agosto de 1982 fue el día elegido por el productor de la compañía Warner, Alan Ladd Jr., para estrenar simultáneamente y en 1.290 salas estadounidenses la que considera su «última perla cinematográfica». La fecha no fue elegida al azar por el otrora jefe de creación de la 20th Century Fox; el 25 de mayo de 1977 y 1979 había dado en la diana comercial con los estrenos respectivos de «La guerra de las galaxias» y «Alien: el octavo pasajero». Entonces, Ladd estaba convencido de que «Blade Runner» seguiría la misma estela que sus antecesoras. Lamentablemente, sus cálculos fallaron y gozó de una mala acogida en Estados Unidos. La crítica arremetió contra su lentitud narrativa; los espectadores querían ver un filme de acción y no dudas existenciales. Además, había otro factor fundamental que lastró la carrera comercial de la película: las taquillas estaban gobernadas, desde el 11 de junio de 1982, por un pequeño extraterrestre llamado «E.T.».

Lo que habría sido un fracaso inevitable varió considerablemente cuando se estrenó en el resto del mundo y los espectadores e intelectuales la saludaron como un hito dentro de la cultura postmoderna y obra madre del cyberpunk. Abierta a multiples lecturas, ganó adictos en los videoclubs y fue fuente de inspiración para todo tipo de análisis y sesudos tratados. Contra todo pronóstico, «Blade Runner» se convirtió en toda una obra de culto.

Toda leyenda tiene su origen y la de «Blade Runner» se remonta a la novela de Philip K. Dick «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?». Tras este sugerente título, el escritor esboza -desde una óptica pesimista- un futuro imperfecto habitado por seres errantes y mascotas electrónicas en el cual irrumpirá un grupo de androides de última generación repletos de dudas existenciales y que, cansados de su rol de esclavos en las colonias de Marte, regresarán a la Tierra para dar con el paradero de su creador. En esta escenografía caótica surge la figura de un otrora cazador de androides que deberá retomar sus armas para «retirar» de las calles a los insurrectos.

El productor Michael Deeley se sintió muy atraído por las posibilidades que ya esbozaba el primer guión de la película, escrito por Hampton Fancher. Deeley buscó la financiación que requería un proyecto de esta magnitud y contrató los servicios del cineasta británico Ridley Scott, un autor que tres años atrás había demostrado su pericia en el género de la ciencia ficción con «Alien: el octavo pasajero». Tras leerlo concienzudamente, Scott mostró su disconformidad con el guión y solicitó a David Webb People que lo reescribiera. En la cabeza del cineasta bullían varias referencias artísticas que quiso incluir en la historia.

Por un lado, tenía en mente la imagen solitaria del cuadro de Edward Hopper «Nighthawks»; el cómic «The Long Tomorrow», escrito y dibujado por dos creadores que ya habían participado en «Alien»: Dan O'Bannon y Moebius; y la película de Fritz Lang «Metrópolis». Cuando Moebius declinó la invitación de esbozar sobre el papel el futuro caótico y multipoblado de «Blade Runner», Scott contrató al artista Syd Mead. El diseñador de producción Lawrence G. Paull y el director de arte David Snyder fueron los encargados de plasmar en imágenes los bocetos de la ciudad eternamente nocturna en la que se desarrolla la cacería de humanoides que, previamente, habían dibujado Mead y el propio Scott. Para dar mayor verosimilitud al apartado visual, el maestro Douglas Trumbull y Richard Yuricich supervisaron los efectos especiales.

«Blade Runner» es una obra inteligente porque en ella cohabitan, en perfecta armonía, infinidad de referencias, inquietudes y estilos. Tras su apariencia de cine de acción, se oculta una base de cine negro de reminiscencias clásicas y la diversidad extrema de los dramas griegos; temáticamente, no duda en pulsar la filosofía y la religión y la ética cuando los diálogos y la postura de los protagonistas implican una exploración en las consecuencias trágicas que conllevaría un uso excesivo y en clave Divina de la ingeniería genética. Por otro lado, se subrayan los pasajes paranoicos de una sociedad dubitativa, asustada por los miedos externos y, a la vez, condenada a convivir con todas las razas del mundo. Todo ello queda reflejado en la apabullante escenografía que presenta la ciudad de Los Angeles, en un hipotético año 2019, y en la envolvente banda sonora que Vangelis construyó a partir de sintetizadores con alma de cine negro y cantos étnicos.

En el apartado interpretativo, Harrison Ford logró una de sus mejores caracterizaciones metiéndose en la gabardina del atormentado «Blade Runner» Rick Deckard, cuya atípica cacería le llevará a un callejón sin salida cuando, finalmente, se encuentre cara a cara con el androide Nexus 6 encarnado por Rutger Hauer.

La cinta no tuvo una postproducción fácil. Los ejecutivos de la Warner se asustaron ante el vendaval existencialista que impregnaba la obra. No era un proyecto fácil de digerir y decidieron incluir elementos que la hicieran más asequible para el espectador medio. Se incluyó una voz en off de Harrison Ford que pretendía emular a las de las películas clásicas del género negro y se rodó un final feliz en el que Deckard y la androide Rachel (Sean Young) protagonizaban una huida hacia adelante a través de un paisaje luminoso.

Objeto de constantes remontajes, Ridley Scott ha afirmado que, coincidiendo con el 25º aniversario, ha llevado a cabo un «Director's Cut» definitivo. Una buena oportunidad para reencontrarnos con aquella azotea donde un agónico Nexus 6 rememora bajo la lluvia todo lo vivido y encuentra , finalmente, la respuesta a su pregunta única: «¿Cuánto tiempo me queda?»

Koldo LANDALUZE

«BLADE RUNNER: THE FINAL CUT"

Ridley Scott siempre se mostró disconforme con el trato que sufrió el montaje de su película a manos de la productora Warner. A diferencia de la edición especial que salió en el mercado videográfico en el año 92 -en la que se eliminaba el final feliz y la voz en off y se incluía la imagen onírica de unos unicornios-, el realizador británico quiso tomar parte en la edición definitiva de su obra. Finalmente, tras superar infinidad de trabas derivadas de los derechos legítimos de la obra, el autor de «Gladiator» ha incluido los cambios que incluirá el filme que, bajo el título «Blade Runner: The Final Cut», será estrenado en las salas comerciales coincidiendo con el 25 aniversario de su primer pase. K.L.

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