Chirac se despide del Elíseo sin mostrar su apoyo a ningún candidato
El presidente francés, Jacques Chirac, anunció que no es candidato a su propia reelección a la jefatura del Estado en los comicios de abril-mayo próximos. En su despedida de 12 años en la jefatura del Estado no mostró su apoyo a ninguno de los candidatos a sucederle. Expresó su rechazo al racismo y su apoyo a la construcción europea, aunque pidió a los franceses que luchen por dejar la impronta gala.
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«Al término del mandato que me habéis confiado, llegará el momento de serviros de otro modo. No solicitaré vuestros votos para un nuevo mandato», afirmó Jacques Chirac en una breve alocución radio-televisada. Aunque despejó una incógnita que no lo era tanto, dejó sin aclarar a cuál de los candidatos que aspiran a sucederle -el conservador Nicolas Sarkozy, la socialista Ségolène Royal y el centrista François Bayrou- dará su apoyo, algo que hará más adelante, antes de la primera vuelta de las elecciones, fijada para dentro de seis semanas.
Pidió a los franceses que no se dejen tentar por «el extremismo, el racismo o el antisemitismo». El segundo mensaje fue que confíen en su potencial y en el del Estado francés, que no teman las evoluciones del mundo y luchen para imprimir la impronta gala.
El tercer mensaje lo dirigió a Europa: es «vital -dijo- continuar la construcción europea». Advirtió de que «los nacionalismos que han hecho tanto daño a nuestro continente pueden renacer en cualquier momento», aunque seguidamente, en su cuarto mensaje, afirmó que «Francia no es un país como los otros» y tiene la responsabilidad de «defender la tolerancia, el diálogo y el respeto entre los hombres y las culturas», y más ahora que hay un riesgo de «choque de civilizaciones» y un incremento de los extremismos, especialmente los religiosos.
En los diez minutos que apenas duró su mensaje, Chirac aprovechó para destacar los logros de los que se siente orgulloso: el refuerzo legislativo del laicismo, la reforma de las pensiones, la lucha contra la inseguridad y el paro, así como la innovación. Chirac ha logrado una extraordinaria longevidad política a costa de numerosas metamorfosis que le han valido el calificativo de «camaleón».
Longevo «camaleón» político
Con 74 años, lleva 42 en la vida pública; fue ministro de 1967 a 1974; ha sido dos veces primer ministro -con Valery Giscard d'Estaing como presidente de 1974 a 1976, y luego con François Miterrand de 1986 a 1988; Ha sido alcalde de París, de 1977 a 1995, bastión desde el que se lanzó a la conquista del Elíseo en 1981 y 1988, sin éxito. Insistió y fue elegido en 1995. En 2002 repitió con el 82% de los votos ante la alternativa de Le-Pen.
El hecho de que no haya dejado claro su apoyo a ningún candidato es relevante en un hombre conocido por sus «traiciones». Facilitó la victoria de Giscard en 1974 en detrimento del gaullista Jacques Chaban-Delmas. Pese a ser recompensado con la jefatura de Gobierno dejó colgado a Giscard para fundar el RPR, llegar a la alcaldía de París y, más tarde, presentarse a las elecciones a la presidencia contribuyendo a la derrota de su antiguo protector.
Jacques Chirac pidió a los franceses que no se dejen tentar por el extremismo y el racismo, luchen por imprimir la impronta gala, confíen en el potencial del Estado francés y continúen con la construcción europea.
Un sondeo publicado ayer indica que Nicolas Sarkozy encabeza las preferencias para los comicios presidenciales con un 28%, mientras Ségolene Royal y François Bayrou aparecen ahora empatados en un 23%.
El fin del «reinado» de Chirac ha estado marcado por los reveses de la victoria del no en el referéndum sobre la Constitución europea, las revueltas en los barrios más pobres de las ciudades francesas y el rechazo al contrato joven, dejando un panorama en el que la precariedad se agrava, alejado del país «sin fracturas sociales» que dijo anhelar. Chirac se ha presentado como euroconvencido, a pesar de la defensa en Bruselas de los intereses franceses y del Estado-nación, hostil al federalismo o a cualquier institución supraestatal. Intentó potenciar el eje franco-alemán, un proyecto que se ha desvanecido con la ampliacion de la UE a 27 socios. Además, el no francés a la Constitución europea debilitó la posición gala como motor de la construcción europea.
Respecto a Euskal Herria, ha dejado clara su oposición a la creación de un Departamento vasco. Incluso cuando las autoridades de Ipar Euskal Herria proyectaron una euro-región, con la participación de Aquitania, el Gobierno de Lakua y el propio Consejo General, Chirac dio orden tajante de retirarse del proyecto. Durante estos años la actitud habitual ha sido la negación de la existencia de un conflicto político. Eso sí, Chirac brindó todo su apoyo «sin reservas» al Ejecutivo español en al cumbre hispano-francesa del pasado mes de noviembre.
En el exterior ha mantenido relaciones estrechas con el mundo árabe y africano, y alcanzó su máxima popularidad cuando se opuso a la guerra contra Irak. También presume de su interés hacia Asia y otras culturas. Tras su retiro, la justicia podría pedirle cuentas por alguno de los numerosos escándalos de los que se ha protegido con su inmunidad presidencial. La mayoría conciernen a su etapa como alcalde de París.