La tercera victoria de la temporada y el primer gol de Kovacevic quizás ya lleguen tarde para conseguir una permanencia que ahora queda a diez puntos, aunque la marcan dos equipos que tienen que pasar por Anoeta, pero no para recuperar la confianza de la afición en algunos jugadores sobre los que se puede edificar un proyecto de futuro más esperanzador.

Es bueno que la victoria de ayer permita mantener una pequeña llama de esperanza que motive a los jugadores, pero lo más importante en estos momentos es que la afición piense que su equipo y sus futbolistas no son tan malos como indica la clasificación y como avalaba su nulidad goleadora. Ha bastado que Lotina recuperara el camino que debió elegir mucho antes para que se demuestre que hay más calidad de lo que parecía.

La rabia es que Lotina se haya tenido que ver con el agua hasta las cejas para confiar en los jugadores en los que debía haber confiado siempre. ¿Por qué no ha mostrado confianza nunca en Kovacevic públicamente como esta semana? ¿Por qué Garitano se ha sentado en el banquillo tantos partidos cuando su equipo se diluía como un azucarillo? ¿Por qué marcaba tan pocos goles un conjunto con jugadores con suficiente calidad para lograr bastantes más?

Pero nunca es tarde cuando se recupera el camino bueno. Porque, al margen de la leve esperanza que pueden dar los tres puntos acompañados de los mejores resultados posibles en Balaídos y en el Ciudad de Valencia, lo más importante es que la Real gane el máximo número de partidos y que jugadores que algunos daban por acabados o de los que sólo se veían sus carencias puedan ser básicos para la próxima temporada.

Porque la victoria, los tres goles, la relación especial que se vivió entre Anoeta y Kovacevic y el derroche de Garitano son elementos en los que se puede edificar un proyecto de futuro a corto plazo. Del partido tampoco caben sacar muchas conclusiones positivas porque la Real jugó a ráfagas y acusó en exceso la angustia y la ansiedad que provoca su clasificación y su racha de un punto en ocho partidos.

El Mallorca no mereció perder en Anoeta como no lo ha merecido la Real en tantos partidos esta temporada. Pero por una vez los jugadores que tienen que marcar diferencias en la Real lo hicieron y el cuadro balear no tuvo tanta efectividad en un partido en el que los ataques se impusieron a las defensas.

Primer tiempo de alternativas

El primer tiempo fue muy irregular con cuatro partes bien diferenciadas. La Real comenzó muy mal con veinte minutos en los que estuvo a merced del Mallorca, que llegaba con facilidad a la meta de Bravo aunque sin acertar en sus remates. Aranburu se mostraba desacertado en sus intervenciones, Garitano se equivocó al forzar muy pronto su tarjeta en una acción en la que no era necesario ese ímpetu e Ibagaza entraba en juego con demasiada comodidad.

A partir del minuto 20 llegaron diez minutos buenos de la Real culminados con el gol de Savio tras una buena jugada de Xabi Prieto y en los que también Herrera pudo marcar en dos remates, uno tras gran dejada de Kovacevic,

Entonces retomó el mando del partido el Mallorca con la ayuda de Pérez Burrull, con tres grandes intervenciones de Bravo, dos de ellas en jugadas en las que pareció haber error arbitral, una en la acción previa al remate de Ibagaza. Tras el empate llegaron otros cinco buenos minutos de la Real con dos opciones para Aranburu al borde del área, una falta de Savio y el gol que más esperaba Anoeta.

Ese tanto y la celebración permiten soñar con recuperar para la Real a un jugador que muchos enterraron antes de tiempo. Tan importante como los puntos que logre la Real de aquí hasta junio son los goles que marque Kovacevic y probablemente los dos números estarán directamente relacionados.

La Real sufrió demasiado con la ventaja en el marcador y más cuando Mikel González fue expulsado. Ya antes Manzano había arriesgado al jugar con tres defensas y acumular muchos jugadores adelante y la expulsión no hizo más que agudizar la tendencia de unos de irse hacia atrás y de otros de buscar el empate. Este debió llegar en un error de Lotina, que hizo lo que nunca debe hacer un entrenador, cambiar a un jugador cuando se defiende un corner. Por suerte Pérez Burrull no dio validez al gol logrado por el Mallorca al sacar cuando Ansotegi entraba en el campo.

Sólo Garitano y Mikel Alonso acertaron a jugar bien los últimos minutos, en los que los baleares llegaban a posiciones de remate en clara superioridad numérica, pero ayer tocaba ganar la Real y además lo hizo con su ventaja más amplia gracias a un gol de calidad de Xabi Prieto.

Fue el mejor broche para un partido en el que Anoeta, al calor de la victoria, desperdició la oportunidad de no ligar los resultados del equipo a la necesidad de definir el futuro de la institución. Sólo de manera esporádica en el primer tiempo se pidió la dimisión de Fuentes. En estos momentos es muy importantes recuperar futbolistas y lograr los máximos puntos, pero se ha perdido un mes para clarificar el futuro de la entidad.