A pesar del numeroso publico, la del jueves fue una jornada flojita; ninguno de los grupos consiguió trascender. Abrió Meido, grupo invitado por Bizkaia. Actuó más tiempo de lo permitido, tuvo problemas técnicos y no supo llegar a un público cada vez más exigente. Es un trío de Bilbo cuyos miembros han pasado por grupos como Ximel, Subliminal o Atarian. Suenan duros, buscan intensidad en sus ritmos cargados de un rock que entra de costado. Cercanos a grupos como Cordura, Loan o Fallen, se encuentran dentro del movimiento que hay en Bilbo, que juntan estilos como el hardcore, el rock progresivo o el noise-rock. Les siguieron North Atlantic Oscillation, dúo escocés. Uno tocó la batería y el otro guitarra, teclado y programaciones. Su propuesta bascula entre el rock progresivo y la electrónica. Paredes de sonido inspiradas en el krautrock alemán y ondas sonoras que cercanas a Beta Band, el jazz y el funk-dance. Experimentando al estilo de Radiohead, su concepción musical se asemeja a bandas que utilizan el propio estilo como reinterpretación de su sonido, buscando ambientes, texturas y ráfagas que envuelvan al oyente. A pesar de su empeño, quedaron a medias, sin convencer demasiado. Los últimos fueron Backdoormen. Tras su actuación, uno no sabe si tomarles un poco o bastante poco en serio. Homenajeando al bluesman Willie Dixon, practican hard-rock setentero mezclado con hip-hop y funky, mezcla que tranquilamente podría unir a Santana con Toreros Muertos y a éstos con los Mojinos Escozios. Además, su humor, dependiendo del lugar y del momento, puede resultar pesado; con todo, consiguieron arrancar la carcajada a más de uno. En definitiva, un jueves más en el Villa.