Euskal Herria ante los comicios franceses
Se acabó. El plazo fijado para la presentación de los avales o apadrinamientos se ha agotado. Desde ayer tarde, el Consejo Constitucional tiene en sus manos la documentación presentada por los aspirantes a disputar la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Habrá que esperar, sin embargo, hasta el lunes para que, tras la correspondiente verificación, el Consejo revele la lista oficial de candidatos a suceder a Jacques Chirac.
A la espera de que se produzca esa proclamación oficial de candidatos, es un hecho ya seguro que en estas presidenciales habrá menos aspirantes que en 2002. Ese año, se produjo una cifra récord, con dieciséis candidatos. El próximo 22 de abril habrá, como mucho, una docena. Hay quien relacionará esa bajada con la consigna que realizó el PS por escrito a sus electos para que no apadrinaran a otros candidatos. Tal iniciativa no va, por cierto, muy en la línea de la democracia participativa a la que dice aspirar Ségolène Royal, pero sí refleja bastante bien el temor a la dispersión del voto de la izquierda que sigue asentado en ese partido. Ese factor, junto al propio desgaste del PS, pesó considerablemente en 2002, cuando Lionel Jospin se vio soprepasado en porcentaje por un Jean-Marie Le Pen que en esta ocasión no ha precisado de llamamientos agónicos para conseguir sus apoyos. El tiempo dirá si eso es sinónimo de la bonanza de la ultraderecha...
Por el momento, todo apunta a que asistiremos a una elección que va a girar no sobre dos sino principalmente sobre tres candidatos: Sarkozy, Royal y Bayrou. Por lo que afecta a los vascos y a las vascas, lo primero a considerar es que ninguno de los tres aspirantes con más posibilidades se decanta por el reconocimiento institucional de Euskal Herria. En esta coyuntura, el debate en Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa se centra estos días en la propuesta de un grupo de ciudadanos abertzales de relanzar la apuesta «Euskal Herria Bai» cara a otros comicios de dimensión hexagonal, los legislativos. La iniciativa, basada en reclamar respeto y reconocimiento parece, a juzgar por el carácter centralista y excluyente de las dos contiendas electorales en ciernes, la manera más efectiva de hacer llegar un mensaje diferenciado y en conexión con los retos globales de nuestro país.