La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) llamó a Washington a acabar con las violaciones de derechos humanos en su «guerra contra el error» y citó expresamente el caso de «las detenciones ilegales de personas» en Guantánamo.

En una resolución adoptada ayer por su comisión permanente, la APCE «exhorta insistentemente a las autoridades de los Estados Unidos, particularmente a nuestros colegas parlamentarios del Congreso y de los parlamentos de los estados, a hacer lo máximo posible para poner fin a esta situación anormal e inaceptable».

El llamamiento de los parlamentarios del Consejo de Europa (organismo formado por 46 estados) se produce cuando se acaba de difundir «la confesión» del supuesto número tres de Al Qaeda, Jalid Sheij Mohamed, quien tras permanecer en Guantánamo habría asumido ser el «cerebro de los atentados del 11-S en Nueva York», en los que murieron unas 3.000 personas, y otros 31 ataques.

«La Administración americana, en su `guerra contra el terror', ha ignorado de manera inoportuna y unilateral los derechos humanos y las normas jurídicas humanitarias», estimó la comisión permanente de la ACPE, que cita expresamente «las acciones que han llevado a cabo en Abu Ghraib, en Guantánamo y, de una manera más general, en Irak».

En esta reunión, que se ha celebrado en la Asamblea Nacional de París bajo la presidencia de René van der Linden (Países Bajos), los 80 parlamentarios presentes debatieron sobre la moratoria internacional de la pena de muerte y adoptaron varias resoluciones sobre los derechos de la mujer, el papel de la banca ética y solidaria y la gestión de los residuos electrónicos.

Fuego amigo, «criminal»

Por otra parte, el juez de instrucción británicos que estudia el caso de Matty Hall, el soldado que murió en Irak como consecuencia del fuego amigo estadounidense, indicó que éste es un caso que se podría haber evitado y consideró que el ataque fue «criminal y contrario a la ley». Asimismo, pidió a EEUU que aporte las pruebas que hasta ahora no ha querido facilitar.

El magistrado explicó que la familia de la víctima no ha sido tratada correctamente porque se la negado el acceso a pruebas sobre la muerte de Hall, que falleció en 2003, cerca de Basora, en el sur de Irak.

Asimismo, en su conclusión indicó que no se pueden conocer los detalles de este caso porque las autoridades estadounidenses no han cooperado de forma adecuada. Por ello, instó a EEUU a que revise su decisión de no ofrecer pruebas suficientes sobre lo ocurrido.

Susan Hull, la viuda del militar fallecido, pidió ayer al presidente estadounidense, George Bush, que le ayude a encontrar la verdad sobre la muerte de su esposa. La familia cree que se ha escondido información sobre su muerte. Asegura que les han mostrado 1.110 líneas de un documento que está en posesión de las autoridades estadounidenses, pero de las que once han sido tachadas.

Mientras, en Irak, continuaron los ataques. Así, al menos una persona murió y otras cinco resultaron heridas en el ataque con morteros a una mezquita suní en una localidad cercana a Bagdad, según informaron ayer fuentes policiales iraquíes.

La mezquita de Kilani, en Zafarana, 20 kilómetros al sur de Bagdad, recibió una lluvia de proyectiles de mortero que también provocó daños materiales en varios edificios colindantes.