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En peligro una parte del antiguo conducto de agua en Lezkairu

En Soto Lezkairu (Iruñea) están despejando el terreno para la construcción de viviendas. Las obras han descubierto una caseta del antiguo conducto de agua que abastecía Iruñea desde el manantial de Subiza. La obra es de 1790 y la parte más conocida es el acueducto de Noain.

Jasone MITXELTORENA | IRUÑEA

En el barrio iruindarra de Soto Lezkairu se ha descubierto una parte importante del antiguo conducto de agua. La obra es de 1790, y su importancia es notable por el autor de la misma, Ventura Rodríguez (autor de la fachada de la catedral de Iruñea), y por el hecho de que supuso la instalación de agua corriente en la capital de Nafarroa.

Las excavadoras que acondicionan el terreno para la construcción de viviendas han dejado al descubierto una caseta de registro del conducto, y ello ha motivado la inspección del mismo. Así, el vecino de Iruñea Pello Iraizoz ha descubierto dentro de unas chabolas abandonadas una segunda caseta. Iraizoz advierte de que probablemente estas chabolas serán derribadas en los próximos días.

A día de hoy, el famoso acueducto de Noain y las dos casetas de Soto Lezkairu muestran lo que fue el conducto. Al parecer, atraviesa la sierra de Erreniega para llegar a Noain desde Subiza, y continua por Tajonar hasta llegar a Soto Lezkairu. Desde ese punto, se introduce en la ciudad hasta la calle San Ignacio, según los datos recogidos en documentos referentes a la construcción del mismo. La mayor parte de la construcción se supone bajo tierra a una considerable profundidad, y en el caso del tramo urbano, probablemente esté derribada a causa de las muchas excavaciones y construcciones habidas en Iruñea, según ha dado a entender Iraizoz. De ahí la importancia de las casetas de Soto Lezkairu.

Un poco de historia

Según los documentos referidos a la construcción del conducto, el abastecimiento de agua de la ciudad era un gran problema en el S. XVIII. Hacía el año 1774, Iruñea contaba con dos fuentes públicas destacables, pero al ser insuficiente el abastecimiento de éstas, se llegaba a tomar agua del río, de las fuentes de extramuros o de los pozos abiertos en las calles y en los patios, estos últimos de dudosa salubridad», por lo que el Ayuntamiento solicitó al ingeniero hidraúlico parisino Francisco Gency que arbitrase el medio de traer su caudal a la ciudad. Este presentó un proyecto que proponía «la captación de las aguas de los manantiales de Subiza, Espartza y Arlegi y su conducción hasta la ciudad por medio de tuberías inclinadas a través de las que el agua a presión salva los desniveles del trayecto». El proyecto de Gency fue aprobado, pero se sustituyeron las tuberías a presión por el clasico procedimiento de los acueductos sobre arcos «porque el material de la tubería no aguantaría el peso del agua en los fuertes desniveles», según explicó en su momento la Real Academia Matritense. Los trabajos empezaron en 1779, pero al año siguiente se suspendieron por el coste y desconfianza en Gency. Al parecer, mediante Carlo III, se asignó la obra al famoso arquitecto Ventura Rodríguez. Éste empezó las obras en 1783, y se finalizaron con éxito hacia 1790. Supuso un gasto enorme para Iruñea (cinco millones de reales), y hubo que salvar muchas dificultades físicas y críticas por parte de la población. Tenía el inconveniente de que se cegaba por el lodo procedente de Subiza, pero abasteció a Iruñea hasta la construcción de la moderna conducción de Arteta. Hoy en día las aguas de Subiza abastecen a varios pueblos.

Una obra de gran precisión y exactitud

Pello Iraizoz mostró a GARA los tramos apreciables del antiguo conducto de agua. En la caseta situada dentro de las chabolas se puede apreciar la obra del arquitecto Ventura Rodríguez. Siguen intactas la puerta de acceso, la bóvedas de la caseta y del canal y las escaleras de entrada al canal (con piedras de una única pieza). Si estuviera seco, se podrían hacer cientos de metros del canal, según explicó Iraizoz. La otra caseta, que está al descubierto, ofrece esa posibilidad, pero está dentro del área en la que trabajan las excavadoras. Entre las dos casetas, se aprecia un muro que alberga el canal. Una vez pasada la casa que se encuentra en medio, existe un tramo en que el muro ha sido partido y se ven las tuberías de barro cocido y las bases de ladrillo, colocadas con gran precisión para mantener el mismo nivel de las tuberías en todo el trayecto. En total se encargaron 70.000 tubos que fueron fabricados por especialistas traídos de Valencia, según los documentos que explican la construcción de esta obra descomunal. En este muro se apoyaba la famosa Fuente de la Teja, que fue derribada.

J. M.

EJEMPLO ROMANO

Los autores de la construcción tuvieron que justificar la costosa obra: «Bien conocían los romanos que el agua debe ser conducida sin violencia por su curso natural, los cuales a este fin construyeron los acueductos que tenemos a la vista en vivo ejemplo. Y si este fuera el elegido para el caso presente, ¿que otro mejor y más perenne puede adoptarse?»

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