«Se está privando cada vez a más gente del derecho social a las vacaciones"
Militante comunista, ocupa el cargo de concejala desde hace casi tres años. Le preocupa el cariz que en estos últimos años ha tomado el turismo, en particular en la costa labortana. Cree que el logro social que supusieron las vacaciones pagadas se está desvaneciendo, ya que el turismo actual «se ha convertido en una mercancía de lujo a la que las clases sociales menos pudientes no pueden acceder».
Maria AIZPURUA | DONIBANE LOHIZUNE
Debarbieux considera que las políticas turísticas están dirigidas a contentar a los comerciantes y a atraer al turismo de lujo. No comparte el concepto de «turismo de calidad» que venden los gobernantes locales.
Junto a otros electos comunistas de localidades de la costa han manifestado recientemente que otro tipo de turismo es posible. ¿A qué se refieren?
Hemos querido llamar la atención sobre la política turística que se practica, en particular en la costa vasca, donde se realizan inversiones cada vez más lujosas dirigidas a acoger turistas con fuerte poder adquisitivo. Hay una verdadera carrera entre Biarritz, Angelu, Donibane Lohizune para construir infraestructuras de lujo y atraer a ese tipo de turista. Paralelamente, asistimos a la desaparición de campings municipales. En Donibane Lohizune se han cerrado dos. Uno de ellos va a transformarse en residencia turística pero no será para la misma clientela. Esto nos preocupa mucho porque nos damos cuenta de que en los últimos años hay cada vez menos gente que puede salir de vacaciones.
Los electos de la costa hablan mucho de desarrollar el turismo de calidad.
En primer lugar hay que precisar lo que cada uno entiende por turismo de calidad. Para los electos de derechas, que en la costa son mayoritarios (salvo Hendaia), significa hoteles y restaurantes de lujo, servicios y actividades culturales elitistas. ¿Por qué no se entiende como turismo de calidad el desarrollo de un turismo sostenible? Hay que proponer estancias de calidad a los turistas al tiempo que se mejora la vida de los ciudadanos que trabajan y viven en ese territorio; interesarse por el impacto de la actividad turística en su desarrollo y garantizar que la población local pueda también salir beneficiada. Además, está la cuestión de la solidaridad territorial a la que soy muy sensible. Aquí, la costa es, por mucho, la zona que acoge más turistas pero deberíamos intentar conseguir un turismo más equilibrado que permita al conjunto del territorio, también al interior, beneficiarse y vivir de ello, desarrollando sus propias ofertas (agroturismo, camping rural...). Hay que ser complementarios. Pero aquí el dinero se va fuera y no beneficia al territorio.
¿Existe aquí algo en ese sentido?
En nuestra zona se han dado algunos pasos tímidos con la mancomunidad al poner en marcha la iniciativa de `Pays Saint-Jean-de Luz' como una especie de marca o label, pero hay que ir mucho más lejos. En materia de turismo la mancomunidad ha creado una asociación compuesta por representantes municipales, profesionales (restauradores, hoteleros...) y oficinas de turismo, para tratar conjuntamente sobre la problemática del turismo pero faltan representantes del personal que trabaja como empleado en el sector y eso es muy importante, porque si el turismo funciona es también gracias a ellos.
Precisamente, cada vez más voces se levantan ante la degradación de las condiciones de trabajo en este secto.
Así es. Este turismo de palacios, hoteles de lujo, talasoterapias de alta gama... se acompaña para los trabajadores de empleos temporales y muy precarios, con salarios miserables. Esto resulta mucho más chocante cuando se trata de infraestructuras de lujo. Y no hablemos de las condiciones para alojarse. Hay trabajadores que vienen para la temporada y viven en tiendas de campaña o en su coche! Antes, los hoteles reservaban espacio para sus empleados pero ahora hay que rentabilizar hasta el último metro. Pero se está convirtiendo en un problema también para los profesionales del turismo, porque cada vez tienen más dificultades para encontrar empleados.
¿Los políticos locales se preocupan por ofrecer opciones a las clases más modestas?
El principal objetivo de las autoridades locales es contentar a los comerciantes y atraer a turistas con mucho poder adquisitivo. Se enfadan mucho cuando digo eso, pero es así. El turismo representa una actividad económica fuerte y están empeñados en obtener rentabilidad a corto plazo. El turismo se ha convertido en una mercancía.
¿Se está perdiendo entonces el aspecto social
Va en camino. Poco a poco, se está privando a cada vez más gente del derecho social a las vacaciones que tanto costó conseguir. Como hay que hacer frente a los gastos más prioritarios para la vida cotidiana, se recorta de las vacaciones. Y eso que uno de los objetivos de la reducción de la jornada laboral a 35 horas era permitir a la gente tener más acceso al ocio y a las vacaciones. Además, no se toma en consideración el beneficio personal y, por ende social, que suponen las vacaciones para el equilibrio personal.
Ustedes propugnan un turismo que respete y valore la cultura. A menudo los organismos culturales, e incluso algunos partidos políticos denuncian la folklorización y mercadeo que sufre la cultura vasca. ¿Cómo se puede equilibrar ?
Estoy totalmente de acuerdo con esa opinión. Se trata la cultura como una mercancía, un producto para vender y dar una nota folklórica pero eso no es conocer la cultura. Es muy superficial. No se hace pedagogía hacia los visitantes ni se proporcionan medios para que éstos puedan profundizar e ir conociendo un poco más nuestra cultura. Unos mutxikos en la plaza está bien, pero eso no es suficiente.