La última derrota en San Mamés ha dejado a las claras que la posibilidad del descenso es factible. Aunque todavía queda un amplio margen y las distancias con los rivales son mínimas, no llega la reacción y el apoyo incondicional de los seguidores no está sirviendo para reconducir la situación.

El Athletic atraviesa una crisis de resultados alarmante desde la victoria obtenida en Anoeta. Desde aquel partido, el conjunto rojiblanco tan sólo ha sumado cuatro puntos en siete partidos. Lo peor, sin embargo, no son los resultados. La preocupación aumenta por la incapacidad que demuestra el equipo en las últimas jornadas. El equipo está muerto. No hay juego y, encima, ha perdido los rasgos con los que consiguió remontar el vuelo. Parece un juguete para los rivales.

La frustración se ha apoderado del entorno del club y se buscan culpables. El hartazgo está cundiendo en un sector de los aficionados. Tras el partido ante Osasuna algunos increparon a los jugadores, otros a la Junta y la gran mayoría no sabe ya qué pensar ni qué decir porque el equipo no responde.

Acusar a los futbolistas de falta de compromiso como razón para explicar los resultados es echar piedras contra tu propio tejado. El compromiso es el mismo cuando ganan y cuando pierden. El Athletic no pierde porque los jugadores no corran o no peleen lo suficiente por un balón, ni porque cobren muchos «millones».

El problema es mucho más profundo y viene de lejos: mala planificación de la plantilla, decisiones deportivas que han resultado ser equivocadas, cambios de entrenadores,... Sin embargo, tan sólo se han puesto parches que no han detenido la hemorragia abierta y el Athletic se desangra poco a poco.

La solución está en los jugadores porque son los que juegan y además, son los primeros interesados en resolver la situación. Aunque sólo sea por egoísmo, porque no es lo mismo ser un jugador de Primera que de Segunda.

«Todos juntos»

Al igual que hacia su predecesor en el cargo en situaciones de crisis, Ana Urkijo acudió ayer a Lezama acompañada por varios miembros de la Junta Directiva que preside. Se reunió con la plantilla durante casi una hora y aseguró en declaraciones posteriores que «tienen todo mi apoyo. Queda mucha Liga y es el momento de estar todos juntos. A los jugadores les he visto tristes, pero interesados y comprometidos en cambiar la situación». Sobre el «enfado» de la afición aseguró que «es comprensible, pero siempre están con el equipo».

En una situación deportiva crítica, el viernes que viene se celebrará en el el Euskalduna una Asamblea Extraordinaria de Compromisarios en la que se decidirá si se apoya la entrada en la sociedad San Mamés Barria para financiar el nuevo campo.