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José Dúo, el fenómeno del tiro con arco, se proclama subcampeón mundial

José Dúo, carpintero en sus horas laborables y arquero en las libres, ha regresado de Esmirna (Turquía) convertido en subcampeón mundial de tiro con arco en sala. El navarro se enfrentó a los profesionales, desde su condición de aficionado, y terminó en el podio con la plata al cuello.

Miren SAENZ

A José Dúo si se le pregunta por sus aficiones sólo tiene una respuesta: tiro con arco. Por eso se ha convertido en subcampeón mundial de arco compuesto, una modalidad relativamente joven puesto que tiene 50 años, después de colgarse el bronce en el Europeo de Atenas al aire libre celebrado el pasado verano.

Los viejos juegos infantiles le provocaron su primer flechazo con la disciplina. Luego, casualmente, descubrió el artilugio curioseando en una tienda de deportes y un colega le comentó la posibilidad de probar en un club. Seis años después, Dúo, que en mayo cumplirá los 35, permanece enganchado a la precisión del arco compuesto «más moderno, lleva poleas, un disparador y lentes» en contraste con la sencillez de la especialidad olímpica, la del recurvo, la que practica la actriz Geena Davis con «el arco de toda la vida; un palo y una cuerda». Al aire libre, los del aparato de poleas tiran hasta 90 metros para atinar en una diana que mide 122 centímetros, aunque el 10, que es el punto idóneo para clavar la flecha, sólo tiene 10 centímetros. En sala la distancia se acorta a 18 metros y el 10 es de 20 milímetros. El mérito de José Dúo no sólo está en su puntería, sino en que en el escenario turco del Mundial bajo techo no le temblara el pulso a la hora de enfrentarse a rivales de la talla del estadounidense David Cousins, considerado el número uno del mundo o del holandés Peter Elzinga, actual recordman mundial con 1.414 puntos al aire libre al que superó en semifinales. El iruindarra, que también tiene una magnífica marca de 1.390 puntos, compite en inferioridad de condiciones teniendo en cuenta que se enfrenta a profesionales desde su situación de amateur, que además le sale cara.

Su aspiración era pasárselo bien, teniendo en cuenta que «no fui al 100% porque no me había entrenado lo suficiente, pero todo salió bien». Sólo el estadounidense Braden Gellenthien le impidió escalar hasta el oro después de que el navarro resistiera esas complejas eliminatorias y una final sobre una plataforma, rodeado de cámaras de televisión, mientras se veía reflejado en una pantalla gigante. A diferencia de sus rivales, Dúo carece de preparador físico, psicólogo o entrenador, el equipo del que se rodean los profesionales. Él es autodidacta y se prepara en una bajera prestada. Está en clara desventaja: «Por eso es tan difícil ganarles». ¿El truco? «No tengo una técnica depurada, tiro un poco diferente a los demás, pero creo que de cabeza ando bien y sé canalizar los nervios».

Los patrocinadores por estos lares son pequeños o no existen, aunque sí en los Estados Unidos. Un arco de los mejores puede rondar los 3.000 euros, pero las flechas, que aguantan bastante, encarecen el panorama. A 50 euros por flecha -son necesarias unas tres docenas por temporada-. Los gastos se disparan en unas competiciones en las que no existen premios y todo sale del mismo bolsillo con cartera de trabajador y padre de familia. «Esto no es Las Vegas, allí se mueve el dinero en estas competiciones y además tienen sponsors. Los profesionales pueden llegar a ganar 20.000 o 30.000 euros. Aquí todo es pagar». Así que, aunque Deportes Cerra le ha ayudado con los arcos y las flechas, las citas deportivas de fin de semana terminan por castigar su economía.

Control de alcoholemia

Para tanta tensión hay demasiados remedios en el mercado, por lo que abundan los controles antidopaje: «En este deporte no sólo tienes que tener cuidado con las medicinas, también con el alcohol. Se supone que un whisky relaja, así que aquí además de los controles que pasa cualquier deportista, desde futbolistas a atletas, si te hacen soplar hay que dar 00», admite el arquero pese a que reconoce que los estimulantes no son lo más adecuado para practicar un deporte en el que se requieren nervios de acero, pero sí los tranquilizantes.

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