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«Tenemos que ganar campos en transformación y distribución"

YOLANDA URARTE, presidenta de UAGA

La nueva presidenta de UAGA cree que los agricultores y ganaderos no deben limitarse a la producción sino que deben ganar terreno en campos ligados a la comercialización y la distribución, donde se crea mayor valor añadido, pero con su filosofía de mantener la diversidad y el medio rural.

Pablo RUIZ DE ARETXABALETA |

Yolanda Urarte fue elegida presidenta de la UAGA -Unión de Agricultores y Agricultoras y Ganaderos y Ganaderas de Alava en su nueva denominación- en la última asamblea. Tiene 38 años, es veterinaria y vecina de Argote, Trebiño. Cuenta con producciones de cereales y leguminosas y gestiona un agroturismo. Se ha fijado retos como una mayor relación entre la afiliación y difundir una imagen atractiva del sector. Además, cree que éste no debe limitarse a la actividad productiva, sino que debe ganar terreno en los campos de la transformación y la comercialización.

Uno de los objetivos que se ha ha planteado el nuevo comité ejecutivo es reforzar la unión dentro de UAGA. ¿Qué es lo que quiere decir?

Hemos terminado un estudio de afiliación en el que las gentes del campo echaban un poco de menos el contacto entre ellas. Nos ha parecido interesante trabajarlo, porque era una petición al sindicato, pero también con un sentido de autocrítica en el sentido de cuestionar que «todos estamos tan bien en nuestra casa». Queremos pensar en algo para poder plasmar ese anhelo.

¿Es una de las cosas que se han perdido en los 30 años de historia del sindicato?

Cuando nació UAGA era un momento de muchos movimientos sociales y el ambiente estaba más caliente. La gente no tenía pereza en salir de casa. Se hacían más movilizaciones. Hay que ser conscientes de que los tiempos son diferentes pero sí hay que trabajar esa unión de la gente del campo con un objetivo común.

¿En qué medida la presencia de miembros del anterior comité en el recién elegido supone continuidad en el trabajo que desempeñarán?

El anterior comité ha hecho cambios importantes de funcionamiento y con muchos de ellos estamos de acuerdo, pero también hemos sido críticos y hemos visto que han quedado cosas sin hacer porque el trabajo del día a día les ha comido toda esa dedicación. Queremos abordar esos temas. Una vez que han hecho una labor importante de trabajo interno queremos proyectar otras iniciativas hacia el exterior. Nos pareció importante contar con alguien de la candidatura pasada. Estábamos de acuerdo con gran parte del trabajo y aceptaron muy bien las críticas que les habíamos hecho.

Uno de esos temas pendientes es Trebiño. ¿Qué ideas tienen al respecto?

En Trebiño tenemos nuestras particularidades y eso se refleja en todo. Supone otra administración, otras leyes, otros temas; no sólo hay que leerse una ley sino dos; no sólo hay que hablar con la Diputación foral de Alava y con el Gobierno vasco, sino también con la Diputación de Burgos y con la Junta de Castilla y León. Por ejemplo, la condicionalidad que tienen que cumplir las personas que hacen la declaración de la Política Agraria Común en Alava es distinta a las que hacen la declaración de la PAC en Burgos. Muchas de estas personas llevan a la vez tierras en Alava y Burgos, con lo cual necesitan una respuesta de cuál tienen que cumplir. Ese vacío se ha cubierto desde el sindicato pero porque ha habido una petición expresa. Creo que el sindicato tiene que ir por delante.

Hace cuatro años uno de los retos era incorporar a la juventud y a la mujer a la actividad sindical. Las dos últimas ejecutivas parecen haber avanzado en este tema. ¿Esta participación se extiende al resto del sindicato?

No es un trabajo sólo de la directiva. Es un trabajo que han entendido los afiliados, que son los que han emitido su voto. En la asamblea de hace tres años hice una crítica a una de las personas de la ejecutiva porque en su exposición no había aparecido ni una vez la palabra «mujer». Luego, se ha hecho trabajo con jóvenes y en asambleas de mujeres, y el fruto ha sido una candidatura joven de los que de cinco puestos de dirección tres son mujeres, así que la candidatura saliente hizo su trabajo. Eso no quita para que no nos quedemos aquí. Hay que seguir insistiendo en los jóvenes y las jóvenes, pero tiene que ser de forma constante porque es el futuro.

Uno de los problemas del sector es precisamente el relevo generacional. ¿A qué situación puede llegar dentro de 30 años?

No me siento pitonisa. Hace treinta años no imaginábamos lo que iba a pasar hoy. Sí que puede ocurrir una reducción de personas que se dediquen a esto por un reajuste de sistemas de producción. Pero tenemos que ser capaces de abrir nuevos campos, nuevos sistemas de producción y recuperar algunos que hemos abandonado, no trabajar sólo el sector productivo. Hay otros campos alrededor de la distribución y de la transformación, que son los que producen gran parte del valor añadido al producto. Tenemos que conquistar de nuevo esa parte del ciclo productivo y eso va a propiciar que haya fijación de población. En la Rioja se está fijando mucha población joven y femenina al empezar a trabajar más en las pequeñas bodegas.

¿Puede ser una alternativa la dedicación al turismo y al sector Servicios o supone un peligro para el medio rural?

Eso va a depender de nosotros. No hay que enfrentar el pensamiento agrarista y el ruralista. Si nos quedamos en el pensamiento agrarista puede ser muy escueto. Si no lo hacemos nosotros van a venir de fuera a hacerlo si eso es lo que es realmente rentable económicamente. Por eso somos más partidarios de hacerlo nosotros directamente, con lo que supone la filosofía que nos han transmitido nuestros antepasados, a que lo haga alguien de fuera. Porque si nosotros transformamos la tierra agraria para producción de energía o para disfrute, vamos a transmitir toda nuestra cultura y nuestro cuidado para dejarla lo mejor posible para generaciones futuras. Sin embargo, si vienen otros sectores van a agotar toda su fuerza sin pensar en el futuro y cuando deje de ser rentable no les une nada más a esa tierra y la van a abandonar. Eso sí es un peligro muy importante. El mundo rural ha demostrado que tiene una gran capacidad de adaptarse a las situaciones. Sean servicios, turismo o transformación, el sector va a intentar ligarlo a la naturaleza y al cuidado del hábitat, de su sistema de vida.

¿Puede ocurrir algo así si se extienden cultivos dedicados al biocombustible con mejores precios y arrinconan otros tradicionales?

Nos gusta nuestro sistema de vida, pero necesitamos una rentabilidad para vivir. Si no es mínimamente rentable se abandona. Sí que hay que buscar esa rentabilidad en los cultivos. Lo que habrá que intentar es equilibrar. Esa es la diferencia entre el que es labrador de toda la vida y le gusta -que busca esa rentabilidad pero no exprimir la tierra al máximo, con lo que buscará rotaciones y un equilibrio- del especulador que, como ocurrió con el lino hace unos años, sólo busca una rentabilidad hoy y nada más. Esos sí que hacen una apuesta a un único cultivo. El agricultor suele ir distribuyendo su tierra en diferentes cultivos. El monocultivo siempre es un peligro para cualquier empresa y sector.

¿Sabrá el sector adaptarse también de la misma forma a los cambios que se preparan desde Bruselas en los mercados agrícolas?

Es impredecible lo que va a pasar en cuatro años. Estamos todavía con el tema del pago único que ha trastocado totalmente el sector y se está hablando ya de una reforma de la reforma para 2008-2009. Estamos en una dinámica de cambios en las producciones muy controladas -vino, remolacha, cereales- pero hay otras que todavía están más libres y es el momento de buscar otras alternativas. Hay tres factores que determinan la posible adaptación de las empresas agroganaderas. Va a depender de la edad o del relevo generacional que exista. Si todavía tienes por delante futuro o un relevo, eso te empuja a tener por delante una alternativa. Por ejemplo, alguien que tiene remolacha y tiene 65 años está preocupado por si va a poder sacar rentabilidad económica a esa poca remolacha, pero no por el futuro de la remolacha. En cambio, no será así si tiene un hijo o una hija detrás. Otro factor va a ser la capacidad de inversión que tenga la empresa. Puede haber empresas con unas hipotecas ya muy altas, con lo que su margen de maniobra está muy limitado para nuevos retos. Si se acaba de comprar la supermáquina de remolacha se tiene que dedicar a ello. Y por último está la parte de tierra propia que tenga y la capacidad de decisión a medio y largo plazo de su utilización. Hay explotaciones que sólo tienen un 15% de tierra propia, con lo que no pueden poner un cultivo que tarda en dar rentabilidad cinco años. Son factores muy importantes a la hora de adaptarse a nuevos cultivos, o nuevas explotaciones o de abandonar.

Salir de la crisis de EHNE es otro de los retos del comité. ¿Qué aportará UAGA?

Creemos en un modelo de confederación de cuatro sindicatos de cuatro herrialdes diferentes, en el que cada uno tiene que tener su propia identidad porque responde a realidades del sector totalmente diferentes, pero en el que hay una serie de temas que se tienen que defender comúnmente. Y tiene que ser la interlocución con las instituciones, la representación en COAG y en la CPE. Pero eso no es lo que vemos ahora. Hay que solucionar esa crisis, buscar esos objetivos comunes y, a partir de ahí, el resto será relativamente sencillo. UAGA aportará todo lo que tenga que aportar hacia ese nuevo EHNE renacido. El próximo congreso debe suponer un alivio para todos. Además, eso nos hará ser mucho más contundentes frente a las instituciones. Hay sectores, como el lácteo o el del vino, donde ya se están haciendo trabajos muy buenos en las cuatro provincias. Eso tiene que acabar haciéndose con todo.

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«Puede haber una reducción de personas que se dediquen a esto pero tenemos que ser capaces de abrir nuevos campos y no limitarnos a la producción»

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«Sea turismo o transformación el sector va a intentar ligarlos al cuidado de la tierra. Si vienen de fuera la agotarán y se irán cuando no sea rentable»

adaptación

«La capacidad de adaptación a los cambios dependerá de la edad y el relevo generacional, de las posibilidades de inversión y de la propiedad de la tierra»

«Hay muchos y diferentes mercados, pero a la administración sólo le gusta uno, el que controla"

Los regadíos siempre pendientes, la Norma foral de Montes, las ayudas, las empresas comercializadoras... Con las instituciones parece haber siempre una relación tirante, incluso cuando muchos de sus representantes han salido del propio sindicato.

El conjunto de los afiliados no es homogéneo. Cada uno tenemos nuestra visión de lo que tiene que ser el sector y marca sus prioridades. Por naturaleza un sindicato no puede estar de acuerdo con la administración. Eso no quiere decir que se esté continuamente en una pelea. Creo que de la discusión sale la vida, porque si no nos podemos encontrar con una administración muy conformista o, en el caso contrario con una pelea continua que no da sus frutos. Y luego hay grandes agricultores y ganaderos o pequeños agricultores y ganaderos. Por ejemplo, si cogemos las inversiones que ha hecho el Gobierno vasco en bodegas son astronómicas, pero no en las pequeñas bodegas que son las que defiende el sindicato.

Por eso están en contra de la centralización de los mataderos.

Cada empresa tiene su sistema productivo y puede decidir cómo hace su producto, no ser una mera fábrica de carne sin decidir cómo ni para qué. Se trata de la diversidad de quesos o de leché, que es lo que da vida al medio rural. Eso da riqueza. Sólo con nosotros no hay medio rural, pero sin nosotros no hay medio rural. Si todo el ganado tiene que comer lo mismo, ser de la misma edad y hacer lo mismo, eso no aporta ninguna riqueza y se quita un gran encanto del trabajo y la responsabilidad de las personas que se dedican a este sector.

Pero desde la administración se insiste en que habrá que orientar la producción agrícola y ganadera hacia la comercialización y hacia el mercado.

Las instituciones hablan del mercado como si sólo hubiera un mercado. Hay muchos y diferentes mercados y desde la administración también se pueden hacer políticas para potenciar diferentes tipos de mercado. Otra cosa es que quiera su mercado, con sus condiciones y sus reglas de juego. Hay otros, potenciémoslos y que cada uno elija como persona que produce y como persona que consume. Todos tendrán sus ventajas y sus inconvenientes. Lo que ocurre es que a la administración sólo le gusta uno, el que controla. P.R.A.

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