Maite SOROA
El puntapié
De la comparecencia ante el TSJPV de Rufi Etxeberria, Arnaldo Otegi y Juan José Ibarretxe han dado en destacar los medios el puntapié que recibió el forero Aguirre en salvas sean las partes. La espectacular fotografía del hombre aferrado a su intimidad era portada en la mayor parte de los medios y mereció, además, editoriales y notas comentadas
Así, en «El Mundo» clamaban de ira porque «cuando el agresor de Aguirre fue capturado por un guardaespaldas y entregado a la Ertzaintza, ésta lo dejó marchar sin siquiera pedirle que se identificara. Mientras tanto, alrededor de un Aguirre casi inconsciente y en el suelo, los seguidores del lehendakari le gritaban `que se muera, que se muera', con total impunidad». No quiero imaginar si el toque de puntera hubiera tenido lugar cuando eran Otegi y Etxeberria los que entraban al Palacio...
No le iban a la zaga sus colegas de «La Razón», que buscaban responsabilidades del puntapié... en La Moncloa. Sí, sí, como lo leen: «Es probable que no sea ajeno a este desquiciamiento de los ejes básicos del Estado de Derecho el clima creado en los dos últimos años al socaire del proceso de negociación con ETA. El cerco del Gobierno de Zapatero al Poder Judicial, que incluye su deslegitimación por boca de un nuevo ministro de Justicia caracterizado por la inmoderación y ataques frontales al presidente del Supremo, está empezando a tener muy graves consecuencias de orden cotidiano». No creo que lo de los cataplines de Aguirre sea del «orden cotidiano»... no al menos fuera de las comisarías.
Infinitamente más prudentes se mostraban en «Deia», que hasta en cuatro ocasiones se refería al puntapié como «una supuesta patada». En una de ellas, además, centraban el objetivo al advertir que el del Foro «recibió supuestamente una patada en los cojones». En su editorial denunciaban la «provocación» de la fachenda: «los incidentes de ayer -magnificados de forma teatral y obscena por parte del Foro Ermua- son sólo un ejemplo. Es necesario estar alerta y no caer en provocaciones que sólo buscan la rentabilidad política a corto plazo». El que debía haber estado alerta es Aguirre, ¿no les parece?
Y en «El Correo Español» Santiago González ponía los puntos sobre las íes: «Ayer, Aguirre prefería por razones obvias a los concentrados de Batasuna que a las huestes del lehendakari. Se mire como se mire, es mejor recibir un insulto que una patada en los cojones, aunque sólo sea por razones prácticas. Los genitales de Antonio Aguirre están en boca de todos (metafóricamente hablando) menos del partido convocante». Digo yo que no convocaría Imaz a su gente para ablandarle los cataplines a Aguirre, ¿no?