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Victoria Mendoza Psicoterapeuta

Sabiduría chamánica para los políticos

Mis abuelos chamanes dicen que si eres infeliz es porque alguien te robó el alma y que la mejor cura es comer, bailar, reir y practicar buen sexo. La soledad, depresión e infelicidad quizá signifiquen que estamos «espantados" y que nos hace falta recuperar el alma

Cuando escucho a políticos e intelectuales debatiendo sobre diferentes problemas sociales y políticos, añoro aquellos días chamánicos, donde los debates eran más sencillos de entender, con enfoques muy distintos al de los europeos. Por ejemplo, se debate si Navarra es de los españoles o es de los vascos. Mis paisanos chamanes se partirían de risa y, con carcajadas típicas del sarcasmo e ironía mexicana, dirían que la tierra es la madre, la patroncita y la dueña de sus habitantes, y por eso quienes viven en esa porción de tierra están obligados a querer, respetar y cuidar su «pedacito» de tierra donde les tocó vivir. Simplemente debe haber reciprocidad entre lo que recibes y lo que das. Ellos me contaban que el lugar que te da comida, cobijo y trabajo hay que cuidarlo y quererlo: «nosotros sólo somos inquilinos temporales, estamos de paso, mientras la muerte nos llama a descansar».

Otro debate de moda es si hay que legalizar o no la prostitución, cuando más bien deberíamos atrevernos a debatir por qué sigue existiendo la prostitución y quienes más la demandan son hombres casados, curas, policías, políticos y otros tantos; por qué cada vez existen más perversiones y sexopatías, por qué hay tantos reprimidos e insatisfechos sexuales. Mis abuelos chamanes dicen que si eres infeliz es porque alguien te robó el alma, estás «con susto», estás «espantado» y que la mejor cura es comer, bailar, reír y practicar buen sexo. La soledad, depresión, suicidios e infelicidad quizá signifiquen que estamos todos «espantados o asustados» y que a todos nos hace falta recuperar el alma.

El del terrorismo es otro debate. Se inventan leyes que califican los comentarios de algunos como incitación al terrorismo y acciones de rabia social como terrorismo puro. Los abuelos chamanes sentarían en sus piernas a los nietos que discuten y pelean, escucharían atentos las quejas y versiones de los dos nietos enfrentados y concluirían que detrás hay mucho más que rabietas y pataletas. El abuelo reñiría a los padres por descuidar a los hijos y les diría que les pongan labores y juegos que les mantengan ocupados. Cerraría la discusión dando a todos consejos de anciano sabio. Tal vez si sentamos a nuestros políticos podríamos observar que el terrorista no es sólo quien tira y devuelve la bomba, sino que detrás hay otros responsables directos de estas rabietas y pataletas, por ejemplo, sistemas políticos, partidos políticos y políticos con desajustes psicológicos, que no cuidan bien a sus ciudadanos, ni los mantienen ocupados de manera práctica y sana, ni les dan una vida satisfactoria y justa. Creo que deberíamos recuperar la sabiduría y la sencillez de analizar y resolver conflictos. Estamos tan contaminados en nuestra forma de pensar y actuar que nos liamos y complicamos con guerras interminables. Quizá deberíamos mandar a nuestros políticos a vivir algunos años con nuestros abuelos chamanes o, por lo menos, ofrecerles unos cuantos cursos intensivos sobre el verdadero liderazgo político.

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