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alpinismo Himalaya y Karakorum

Ochomilismo invernal Cuestión de una gran minoría

Continúa la maldición de las invernales a los ochomiles de Himalaya y Karakorum. Este invierno, los objetivos han sido Lhotse, Nanga Parbat y Broad Peak

Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Las invernales a los ochomiles del Himalaya y Karakorum nunca han estado de moda. Y claro ejemplo de ello lo hemos tenido este pasado invierno. Los datos de los que disponemos reflejan que sólo tres expediciones se han aventurado por uno de los grandes. Sobre una de ellas, la de la sur del Lhotse, ya informamos en estas páginas: pudieron superar la inmensa y difícil pared, pero se quedaron a escasos metros de la cumbre. La segunda, la del Nanga Parbat, estaba formada por los auténticos protagonistas de las invernales a los ochomiles: los polacos. Dirigidos por el histórico Krzysztof Wielicki, intentaron la primera a este ochomil por la ruta Schell de la vertiente del Rupal. Fueron 38 días de expedición. Organizados en pequeños grupos, equiparon la ruta hasta el campo 3, pero las dificultades del terreno y el mal tiempo les hicieron desistir: «Es triste escribir estas palabras, pero hemos decidido terminar la expedición». Realizaron cinco viajes arriba y abajo, y fijaron cuatro kilómetros de cuerda. «Por culpa de la última tormenta decidimos darnos media vuelta. Si volvemos, tenemos claro que el equipo debe ser más grande, con porteadores más expertos, con un permiso de ascensión más largo y con muchos más metros de cuerda para fijar» aseguran los polacos.

Los terceros en discordia han sido el italiano Simone Moro y el pakistaní Shaheen. El objetivo: la primera invernal al Broad Peak. Así pues, tanto los polacos como esta última expedición iban a por una primera de un ochomil del Karakorum y Pakistán, y es que, hasta el día de hoy, los ochomiles principales de dicha cordillera (GI, GII, K2, Nanga Parbat y Broad Peak) siguen sin ser ascendidos en invierno.

Antes de su partida, Moro afirmaba que la expedición al Broad Peak sería probablemente la más difícil de su vida. Ya en enero del 2005 subió junto al polaco Piotr Morawski el Shisha Pangma. Pero quería ir más allá: «Mi objetivo principal es el Broad Peak, también he pedido permiso para el K2, pero sólo después de ascender me plantearé la posibilidad de intentarlo».

Moro conocía el Broad Peak gracias a su escalada de 2003, pero sabía que iba a ser una lotería ya que el Karakorum en invierno es una realidad bien diferente. La progresión de la cordada iba a buen ritmo. Aprovecharon las pequeñas ventanas para montar los campos 1 y 2. Se encontraron con temperaturas muy bajas y la pared bastante seca, lo que les obligó a fijar algo de cuerda; muy poco en total. Llegó de nuevo el mal tiempo, y a esperar: «No hay prisa, la primavera no llega hasta el 21 de marzo». Los tres campos de altura ya estaban montados, sólo quedaba el ataque final, justo del campo 3 a cima: «Shaheen y yo ya hemos demostrado que podemos progresar deprisa en la montaña. Ahora debemos demostrar que también sabemos esperar al momento adecuado».

Tras 20 días de nevadas, nubes y viento, tras 20 días de espera en el campo base, llegó el momento. Ahora o nunca. Pero el tiempo no mejoró, y finalmente Shaheen y Moro decididieron retirarse: «Creo honestamente que hemos hecho todo lo posible», relata el italiano.

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