«El próximo invierno lo intentaré de nuevo"
ALPINISTA
Ni los polacos ni la expedición liderada por Moro han logrado romper el maleficio de los ochomiles del Karakorum y Pakistán. En la siguiente entrevista, el italiano analiza su intento invernal al Broad Peak.
Como cabía esperar, las condiciones han sido determinantes y te tuviste que retirar de tu ataque al Broad Peak. En líneas generales, ¿qué tal ha sido la experiencia?
Sin ningún lugar a dudas, muy, muy buena y bonita. Fue una larga y salvaje estancia en un lugar maravilloso y, cómo no, todo ello se tradujo en una verdadera aventura. No buscaba un éxito fácil y, así, prefería caer en una auténtica escalada que tener éxito con un jumar en la mano.
Como en tu anterior expedición invernal, la del Shisha Pangma, la expedición sólo estaba compuesta por dos miembros. En ésta del Broad Peak, por Shaheen y tú. En cambio, la de los polacos del Nanga Parbat, era una expedición pesada. ¿Qué importancia le das a la apuesta por un equipo tan pequeño?
Demuestro -y no soy el primero en hacerlo- que es posible tener éxito con una expedición de tan sólo dos personas. Como bien decías, el ejemplo más claro fue la expedición del Shisha Pangma. Tuvimos realmente dos ventanas de buen tiempo y, desde una altura de 4.800 metros, alcanzamos los 7.200 metros en sólo unas horas. ¡El 24 de febrero en sólo diez horas! Con unas pocas horas más de buen tiempo habríamos conseguido la cima. Estoy seguro al cien por cien de que hubieramos logrado nuestro objetivo.
En esta ocasión lo has intentado junto al pakistaní Shaheen. ¿Qué ha ocurrido para que ningún alpinista europeo quisiera escalar contigo el Broad Peak? ¿Qué tal te has compenetrado con el propio Shaheen?
Todos mis amigos y compañeros de escalada de Kazajstán y Europa estaban ocupados y tenían alguna razón para quedarse en casa. Así pues, decidí dar la oportunidad a Shaheen. Es un fuerte escalador pakistaní y ya tiene las cumbres del K2 sin oxígeno, el GII y varios sietemiles. Sabía que era fuerte y que tiene una mente muy abierta. Shaheen sueña con escalar los catorce ochomiles en un buen estilo, y yo le ayudé a realizar el sueño con una escalada invernal.
Hasta el momento nadie ha podido subir un ochomil del Karakorum y Pakistán en invierno. Eres de los pocos que lo ha intentado, ¿qué importancia le das a esta apuesta?
Han pasado 20 años desde el primer intento invernal a un ochomil pakistaní y eso quiere decir que es una tarea muy difícil. Estaba interesado en ser el primero en el Broad Peak y eventualmente en el K2, pero no por el simple hecho de ser el primero de conseguir un ochomil de Pakistán. De hecho, no he tenido ninguna competencia con mis colegas polacos del Nanga Parbat. Incluso fui a su campamento base a visitarles. Eso sí, quiero dejar claro que mis escaladas invernales siempre comenzarán después del 21 de diciembre.
Como adelantabas en la pregunta anterior, entre tus planes también estaba el K2 en invierno. Algún alpinista te puede espetar que intentar hacer el Broad Peak y el K2 en invierno es una cosa de locos o, si no, que es una maniobra de marketing. ¿Tú que le responderías?
Los escaladores no saben que he realizado 36 expediciones y que 35 de ellas las he pagado de mi bolsillo. Por ello, tienen que comprender muy bien que soy una persona honesta y que nunca oculto ninguna información del proyecto que voy a realizar. Es decir, no oculto nada para conseguir un patrocinador concreto, ya que mis planes siempre empiezan con o sin patrocinadores.
Algunos escaladores han intentado más de una montaña en una sola expedición, pero nunca informaron de ello para evitar un fracaso parcial. No me gusta este tipo de actuaciones, no hay que informar a medias. Es como subir al Everest sin oxígeno, pero llevando en la mochila una botella de oxígeno y evitar decir que la llevas. Por ello, informo claramente y acepto el resultado final sin ambigüedades.
¿Qué pasa con el alpinismo de hoy en día? Excepto los polacos en el Nanga Parbat y los japoneses en la sur del Lhotse, nadie ha querido escalar un ochomil en invierno.
Muchos escaladores están demasiado temerosos de fracasar y no comprenden que la aventura, el público, los medios de comunicación, el futuro... buscan personas que tengan ideas y valor para intentar algo más allá de los límites. Las vías normales de los ochomiles en abril-mayo son un juego: escalada difícil, puede ser una aventura personal agradable, pero nada más. Hoy en día está claro que no hay exploración, ni pasos hacia el futuro.
Queda claro, por tanto, que es mucho más importante un buen intento a un ochomil invernal que hacer cumbre en un ochomil por una ruta normal y en las temporadas clásicas de ascensión.
Estoy de acuerdo contigo. Es una pena que no alcanzáramos la cima, pero me he quedado tan satisfecho y motivado por haber escalado sólo dos personas, que el próximo invierno lo intentaré de nuevo.