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CRÓNICA KORRIKA 15

Ni la intensa lluvia logró aguar la celebración del ecuador de la carrera

Korrika 15 cruzó ayer por la mañana el ecuador de todo el recorrido previsto por AEK. Lo hizo en medio de una gran tormenta de agua y en un entorno hasta ahora desconocido para la carrera: al borde del pantano de Ulibarri-Ganboa. La cara y la cruz de una misma celebración.

Iker IRIARTE

El punto kilométrico 1.178, situado a orillas del pantano de Ulibarri-Ganboa, fue escenario de una curiosa imagen que se repite en todas las ediciones de esta masiva carrera en favor del euskara que recorre la geografía de Euskal Herria: todos los que en ese momento, alrededor de las diez y media de la mañana, se encontraban siguiendo a la comitiva de Korrika 15 pudieron disfrutar de un trago de champán. La razón, haber atravesado ya el ecuador de la carrera.

Y es que, a pesar de que en todo el recorrido habrá un total de 2.378 relevos, los kilómetros son 2.358, ya que ante la enorme demanda existente de tramos a correr no todos los «kilómetros» tienen la misma longitud.

Dicha celebración tuvo lugar entre las localidades de Otxandio y Legutio, después de que, tras tras dejar atrás la capital vizcaina a última hora del lunes, la carrera avanzara hacia tierras de Nafarroa.

En ese tramo, a primera hora del día, Korrika 15 recibió una gran acogida allá por donde pasaba. En Larrabetzu, por ejemplo, Kukubiltxo celebró su 30 aniversario aprovechando el paso de la marcha. Precisamente, desde los altavoces se pudo escuchar el mensaje del Día Mundial del Teatro, que se celebraba en la jornada de ayer.

Mientras la luz matutina se iba abriendo paso, la intensa lluvia no dio tregua en ningún momento. Así pudieron verse imágenes curiosas, algunas entrañables: fue el caso de un bebé de dos meses participando in situ en la Korrika, eso sí, en la mochila que portaba su padre.

Por tierra y agua

El testigo de la carrera euskaltzale ya había viajado en trainera por la ría del Ibaizabal, y ayer la obra del escultor Juan Gorriti volvió a surcar las aguas, en este caso las del pantano de Ulibarri-Ganboa. Los encargados de hacerlo fueron los miembros del Gaztetxe de Gasteiz, que se encuentra en una delicada situación debido al proyecto que el Ayuntamiento de la capital alavesa pretende llevar a cabo en el lugar donde se ubica el local autogestionado. Los jóvenes navegaron con banderas piratas y otras enseñas que mostraban el signo okupa.

A flor de piel

La etapa de ayer estuvo repleta de momentos muy emotivos. El primero de ellos se vivió nada más abandonar el citado pantano, cuando en Marieta los participantes recordaron al joven Jagoba, convecino fallecido el pasado domingo por una grave enfermedad. Ya en Zalduondo, el conocido personaje de los carnavales locales, Markitos, to- mó el testigo, pero debido a su avanzada edad completó su tramo a lomos de un burro.

Ya en Nafarroa, Sakana ofreció una calurosa bienvenida a la Korrika, como sucede en cada edición. Y volvieron a repetirse sensacionesque hicieron aflorar recuerdos y sentimientos imborrables. Por un lado, el homenaje que tradicionalmente se rinde al joven fallecido en la primera Korrika, Xabier Eseberri, entre Bakaiku y Etxarri-Aranatz. Y por el otro, el punto kilométrico en que se recordó a Josu Zabala; el cuerpo de Basajaun, profesor de AEK, fue encontrado justamente un día como el de ayer hace diez años en una loma de Itziar.

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