Los estadounidenses Michael Phelps, en los 200 metros libre; Natalie Coughlin, en los 100 espalda; y Aaron Peirsol, en los 100 espalda; y la italiana Federica Pellegrini, batieron los récords del mundo de esas distancias en los Campeonatos del Mundo de Natación de Melbourne que vivieron ayer su mejor jornada, un día histórico.

El primero fue Phelps en la final más esperada. Se enfrentaba al holandés Pieter van den Hoogenband en una de las distancias más espectaculares y terminó rozando la gloria tras batir el magnífico récord del australiano Ian Thorpe, retirado en noviembre, que guardaba desde los Mundiales de Fukuoka'2001, con 1:44.06.

El americano superó a Van den Hoogenband, plata en la distancia en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y con el mejor crono de los finalistas, y al surcoreano Tae Park, de 17 años, y campeón del mundo de los 400 metros libre.

Phelps dominó la final, salió mucho mejor que el holandés y, si bien éste le alcanzaba al final de cada 50 metros, el de Baltimore fue más rápido en cada giro, sobre todo en el paso del 150 cuando se decidió la carrera. Sacó tanta ventaja en el último volteo que hundió a su rival.

Adrenalina pura

Phelps apretó sabiendo que Van den Hoogenband es más rápido que él y por eso rebajó la histórica marca de Thorpe, precisamente en su país que le considera un héroe. «No esperaba conseguir rebajar el récord. La clave estuvo en los primeros 100 metros y en el giro final de los 150, me vi con fuerzas y fue adrenalina pura», indicó Phelps.

Después recordó que echó en falta a Thorpe. «Quería seguir midiéndome contra él, pero todavía está nadando uno de los mejores competidores», dijo refiriéndose a Van den Hoogenband. El entrenador de Phelps, Bob Bowman, explicó que el nadador había hecho exactamente lo que habían planeado. «Los últimos 50 metros han sido los mejores que he visto nunca».

En 110 pruebas disputadas no se había recortado ningún récord mundial en Melbourne y en dos, ésta y la de 100 metros espalda femeninos, cayeron dos de forma consecutiva, ya que la estadounidense Natalie Coughlin mejoró su propia marca. Luego vendrían dos más y dos de los campeonatos. El segundo el de Coughlin en los 100 espalda; más tarde el de Peirsol; el de los campeonatos de la estadounidense Kate Ziegler en los 1500 libre; el de Pellegrini en las semifinales de los 200 libre; y el de los campeonatos de la aussi Leisel Jones en los 100 braza.

Coughlin rebajó su mejor marca mundial con 59.44 para batir el 59.58 que tenía desde agosto de 2002. Poco después llegó el turno de otro americano. El gran dominador de la espalda en los últimos años. Peirsol batió el récord del mundo con 52.98 que él mismo tenía en 53.17, logrado en Indianápolis, en los Estados Unidos, en 2005, y se convierte en el primero que baja de los 53 segundos en esta distancia.

Todavía estaba por llegar la de Pellegrini, que sorprendió en las semifinales de 200 libre porque no estaba entre las tres mejores de las series previas. La italiana paró el reloj en 1:56.47 y arrebató el anterior récord del mundo a otra ilustre, la alemana Franziska van Almsick, que guardaba el tope universal con 1:56.64, desde los Europeos de 2002.