Ayer, al desayunarme con los datos de audiencia del martes día 27 de marzo del año 2007, comprendí que la magdalena de Proust poco tiene que ver con el cruasán a la plancha de mi taberna preferida. Todo es relativo, y resultó que fueron cerca de seis millones de telespectadores de todas las comunidades del Estado español los que siguieron el inicio de un programa que lleva tiempo haciéndose en Francia, pero que se estrenaba en TVE con la presencia del actual presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que respondió a cuarenta y tantas preguntas de otros tantos otros ciudadanos que libremente quisieron y que, aseguran, nunca pactaron temas, ni tonos, ni incidencias.

«Tengo una pregunta para usted» se llama el programa, y con la presencia en el plató de Lorenzo Milá como maestro de ceremonias y bajo la mirada del director de los servicios informativos, le fueron haciendo preguntas que se acercaban a la realidad de cada entrevistador, y se contestaban como si el señor Zapatero viviera en un lugar del globo que ni él mismo sabría recordar el nombre, porque soltó unos rollos tremebundos y aseguró que un café cuesta ochenta céntimos, cosa que seguramente sucede en algunos lugares escogidos de las provincias con menor poder adquisitivo, pero que este que suscribe no lo consigue a ese precio en su lugar de residencia, ni haciéndomelo en casa siquiera.

Todo es relativo, porque nadie hubiera apostado por un interés de la audiencia tan grande -fue el programa más visto del día-, enfrentándose a una entrega de «House» dirigida por el argentino Juan José Campanella, y a «Los Serrano», que es una serie recogedora de grandes audiencias. Pudo con ambas. Y eso hay que estudiarlo detenidamente. ¿Hay interés político, morbo, desazón? Cuando llegue Mariano, ¿será una encuesta real de intención de voto al ver sus resultados? ¿Dijo algo Zapatero que deje ver sus intenciones futuras? Las preguntas eran muy cercanas, tocaron muchos asuntos, pero se demostró que hay cosas que a esos ciudadanos nos les preocupa, y son, desgraciadamente, las que algunos han colocado en su preferencias manipuladoras. Hubo casting, pero aseguran que no fue en las casas del pueblo.