«Cyrano de Bergerac jamás hubiese intentado cambiar su enorme nariz"
Tan arrogante como delicado, tan pendenciero como apasionado, Cyrano de Bergerac se ha convertido en un personaje arquetipo de la literatura universal, que ahora llega al Teatro Arriaga de la mano de José Pedro Carrión, un actor que ha encontrado en este narizotas grotesco el gran papel de su vida.
Txema GARCIA | BILBO
Consagrado como pocos al noble oficio de la escena, José Pedro Carrión ya puede descansar tranquilo. Ha cumplido su gran aspiración de encarnar a Cyrano de Bergerac después de haber dado vida a los más relevantes personajes de la historia del teatro universal. Acompañado de un gran reparto, presenta esta obra en el Teatro Arriaga.
¿Qué tiene Cyrano de Bergerac para haberse convertido en un clásico de la literatura?
Que es un reto para el público y para el actor. Es una obra que interesa al público en cualquier época y a un actor mucho más aún.
¿Qué le aporta esta versión de John Strasberg?
Una mirada muy personal. Hay muchas formas de ver a Cyrano pero, por lo general, siempre pensamos en un personaje que remite a su nariz. Sin embargo, lo más importante es su alma y una peripecia personal en la que se expresa una gran capacidad de amor y amistad.
¿Podría calificarlo como el personaje de su vida?
Sí, sin ninguna duda, es el personaje que más me ha colmado en mi trayectoria. A partir de aquí no se lo que haré en el futuro, no digo que no actúe, pero me gustaría más dedicarme a la pedagogía o a la dirección, aunque esto nunca se sabe.
¿Es quizá como haber redescubierto la profesión de actor gracias a Cyrano?
Exactamente, es como si estuviera empezando, literalmente. Tengo la sensación de estar empezando porque está siendo un reto muy interesante. En cada ciudad en la que estamos representando tenemos una escucha impresionante y eso es muy gratificante, porque sientes que el público también tiene el gusto por la palabra y por algo más espiritual que lo que habitualmente se ofrece.
¿Qué sugerencias ha recibido de Strasberg a la hora de realizar la interpretación?
Nos conocemos desde 1980 y con esta obra apenas hemos intercambiado cuatro frases, todo ha sido a partir de un trabajo anterior. Ha sido muy mágico, no me ha marcado nada, sencillamente ha confiado en mí y me ha ido dando indicaciones según íbamos trabajando juntos en los ensayos. Todo esto quiere decir que todavía tenemos mucho trabajo por delante, porque cada función supone un nuevo reto, es lo que los americanos llaman work in progress, es decir, la obra se va haciendo poco a poco y cada función es como un nuevo estreno.
¿El verso añade dificultades a la interpretación?
Sí, una enorme dificultad porque, además, es un verso muy difícil. Sin embargo, hemos tenido una gran ayuda por parte de los traductores y contamos con la garantía de que cada palabra llega al público y se entiende.
¿Se puede entender también la obra como una reivindicación del poder de la palabra frente a tanta retórica hueca?
Así es. Yo no creo que hayamos dejado una sola palabra que sobre y, en ese sentido, se ha hecho un trabajo excelente de limpieza de texto en la que no falta ni sobra una sóla coma.
La belleza interior frente a la apariencia. ¿Qué vigencia tiene este planteamiento que nos hace la obra de Edmond Rostand?
Lo que prima ahora en nuestra sociedad es una forma y una belleza exterior, que no es precisamente lo más valioso en el ser humano. Por esa razón, la obra de Rostand adquiere una vigencia total, porque hay mucha gente que se afana por aparecer algo y, al final, es lo que es. Y eso ocurre en las relaciones, cuando muchas veces seleccionamos a las personas a partir exclusivamente de su imagen externa.
Y ahora que están tan de moda los cambios de imagen, ¿habría sucumbido Cyrano a una operación de mejora estética?
Yo creo que Cyrano jamás hubiese intentado cambiar su desmedida nariz, porque en la vida,una de las cosas más bellas que nos pueden pasar es convertir los defectos en virtudes y de los momentos amargos sacar siempre un aprendizaje.
Fecha: Hoy y mañana.
Lugar: Teatro Arriaga (Bilbo).
Hora: 20.00 h.
Precio: 5,6/20 euros.
Siguiente cita: 2 de junio en el Teatro Victoria Eugenia (Donostia).