La película de David Ayer promete ser la de su consagración definitiva, después de que en su anterior y exitosa «Día de entrenamiento» se viera algo limitado por la exigencias comerciales de un thriller policial. Sirvió para adelantar que estaba llamado a hacer cine de impacto, premonición que debe cumplirse ahora con «Harsh Times».

El título aspira a ser el equivalente moderno de historias duras de ambiente urbano como «Malas calles» o «Taxi Driver», sólo que cambiando el acento italoamericano por el latino. Y al spanglish le dan, en la versión original, Freddy Rodríguez, Eva Longoria y Tammy Trull. Son los nombres que completan el cartel, junto al estelar Christian Bale, un actor galés preparado para adaptarse a cualquier circunstancia, incluso para hacerse a la vida marginal del degradado barrio de South Central, uno de los peores en la ciudad de Los Angeles.

A Christian Bale le toca esta vez meterse en la encallecida piel de un ex combatiente torturado por los traumas bélicos, sin posibilidad real de aclimatarse a los hábitos de la vida civil. Desde que volvió de la guerra del Golfo no ha levantado cabeza, porque ha sido entrenado para ser un hombre de acción, preparación militar que no encaja en la realidad diaria a sobrellevar de forma pacífica lejos del frente. Dicha tendencia a las actividades violentas trata de encauzarla solicitando su ingreso en el Departamento de Policía, pero su petición nunca llega a ser aceptada y no puede ver realizado su sueño personal: traer a su novia de México para casarse con ella y que así consiga la ciudadanía norteamericana. Ese rechazo no hace sino empeorar las cosas, ya que, mientras las oportunidades no se materializan, solamente queda abierto el camino de la delincuencia que, en su situación, es lo mismo que decir «un callejón sin salida».

El protagonista no está solo, al menos cuenta con la amistad de un parado que se convierte en su compañero de correrías. Freddy Rodríguez es ese buscavidas cuyas perspectivas no son precisamente mejores, encontrándose en una encrucijada de «no futuro» bastante pareja. Su problema tiene que ver con su chica, que ha conseguido estudiar la carrera de abogacía para poder salir del barrio.

Eva Longoria, al igual que suele hacerlo en sus películas Jennifer López, simboliza el logro del ascenso social de la mujer latina en la sociedad estadounidense, dentro de una posibilidad entre mil. La cuestión es que como ella ha alcanzado un nuevo status también debería tenerlo su novio, para no ser económicamente dependiente, pero todos sus intentos por obtener un trabajo resultan inútiles, así que ha de mantenerse en la cuerda floja temiendo que con tanta tensión no resista el peso de él y de su compinche y acabe por romperse.