«Propiciará una reflexión sobre el `punto cero' de la inmigración"
Descendiente de inmigrantes argelinos que llegaron al Estado francés para trabajar en las fábricas, Rachid Bouchared es hijo de los barrios periféricos de París. Realizador y productor -con 3B, su productora, impulsa filmes de índole social-, se «estrenó» con «Baton Rouge».
¿Tiene usted una especial querencia por el género bélico?
He vuelto a ver títulos como «El día más largo», «El puente sobre el río Kwai», «Salvar al soldado Ryan», filmes también rusos, alemanes... Para mí, son como los westerns con los que crecí. Al revisionarlos he comprobado que el verdadero papel jugado por este ejército y estos hombres en la Liberación de Europa y Francia no habían sido retratados antes en el cine. Por tanto, y aunque mis trabajos anteriores eran de índole completamente diferente, lo tuve claro. Además, a partir del momento en el que se escribe una historia, ella misma te guía. El único problema fue el relativo a la parte técnica. Estuve casi un año de preparación e hice dibujar un story-board de 900 planos, la mayoría de escenas de guerra.
Sus actores se han involucrado personalmente.
Quería que lo hicieran desde el inicio; de alguna manera les dije: mirad, sois parte activa, tenéis la posibilidad de remover la Historia de Francia y escribir un capítulo desconocido, el de nuestros abuelos y antepasados. No quería que la película fuera sólo mía.
¿Qué lección ha sacado de esta aventura cinematográfica y humana?
«Indigènes» va a propiciar que cada uno de nosotros reflexione sobre el «punto cero» del debate sobre la inmigración: si lo que nuestros padres hicieron por Francia va a estar siempre limitado al trabajo económico. Pero la historia, en realidad, comenzó con los hombres que sirvieron en la Armada en 1870. Es también la razón de la escena final de las estelas musulmanas en los cementerios militares de dos guerra mundiales, imágenes que nunca habían sido mostradas antes.
GARA