El éxito de la fusión entre el New York Stock Exchange (NYSE) y la plataforma paneuropea Euronext se confirmó el pasado viernes, anunció el regulador bursátil francés, lo que creará el primer grupo bursátil del mundo con diferencia. El nuevo conglomerado bursátil se llamará Nyse-Euronext y la cotización de las acciones del nuevo grupo comenzará en Nueva York y París el próximo miércoles.

La oferta de 10.700 millones de euros realizada por Nyse fue acogida con entusiasmo por los grupos de inversores a finales de diciembre, y Nueva York obtenía el 91,42% del capital y un 92,22% de los derechos de voto de Euronext -el parqué paneuropeo creado en 2000 que agrupa las plazas de París, Amsterdam, Bruselas y Lisboa, así como el mercado de derivados londinense Liffe-.

Al mismo tiempo, aquí finalizan también los intentos de responsables económicos y políticos del Viejo Continente que habían tratado de impulsar el año pasado una operación similar entre Euronext y la bolsa de Frankfurt -la Deutsche Boerse-, con el fin de crear un mercado unificado para la zona euro.

Pero los dos grupos europeos no habían llegado a superar sus numerosos puntos de desacuerdo y Euronext había preferido unirse al NYSE, juzgando su oferta más atractiva.

En este punto juega un papel muy importante el presidente de Euronext, Jean-François Théodore. Algunos le acusan de lanzarse en brazos de los estadounidenses, aunque él se defiende apuntando a las complicaciones surgidas en Europa, al tiempo que matizaba que «New York supone la ocasión perfecta a nivel empresarial, no a nivel financiero, de realizar el primer acercamiento entre la primera bolsa europea y la primera bolsa americana. Todo ello dentro de una economía de intercambio europeo, para crear el primer mercado global, el primer mercado de valores del mundo, transatlántico para comenzar, pero con la intención de abrirse a Asia en una segunda etapa».

Un gigantesco grupo

El nuevo grupo pesará 22.ooo millones de euros en bolsa, y el valor acumulado de las sociedades numeradas sobre el conjunto de sus mercados alcanzará la suma colosal de 19.000 millones de euros (excluyendo los títulos de empresas extranjeras), dándole un tamaño superior a cualquier otro competidor.

En la práctica, la aproximación Nyse-Euronext no cambiará nada en las prácticas de los inversores de una y otra parte el Atlántico. Sus mercados guardarán sus identidades, sus métodos y horarios de funcionamiento específicos, y su marco reglamentario actual no se someterá a las empresas europeas.

Los dos grupos habían decidido unirse en la primavera 2006, en un contexto donde las grandes bolsas pretenden agrandar su influencia para seducir a las empresas candidatas a cotizar en ellas y atraer siempre más capitales.

Al fusionarse, las bolsas pueden acometer importantes operaciones compartiendo sus infraestructuras informáticas, y también bajar sus tarifas para seguir siendo competitivas.

El Nasdaq, gran rival estadounidense del NYSE, trata desde hace más de un año de adquirir la Bolsa de Londres, que el propio Euronext no pudo comprar.

Euronext y el NYSE no ocultaban su satisfacción de llevar a cabo su proyecto de unión, pese a las críticas que había suscitado por la toma de control puro y simple de un lado de la Europa bursátil por los estadounidenses. Los negocios, sin embargo, son los negocios.