Después de cinco años y tres meses de obras y una inversión de 152 millones de euros, ayer se inauguró el nuevo Museo del Prado ampliado en torno al área de los Jerónimos. El proyecto, dirigido por el arquitecto Rafael Moneo, supone la obra más significativa en casi doscientos años de existencia de esta pinacoteca.

El nuevo edifico incorpora más de 22.000 metros cuadrados de superficie, un incremento de más de un 50% sobre la superficie actual. Esta ampliación, según destacaron las autoridades españolas, permite disponer de forma más ordenada y amplia de los servicios públicos y funciones relacionadas con la exhibición y conservación de las colecciones del museo.

Así, el nuevo Prado cuenta ahora con 1.386 metros cuadrados para exposiciones temporales repartidos en cuatro salas; un claustro integrado y recuperado por los responsables del Museo en el que se exhibirán un conjunto de esculturas de los Leoni; un auditorio con capacidad para 400 personas; un gran vestíbulo de acogida y centro de atención de visitantes; espacios para restauración y estudios técnico; tienda y librería y cafetería-restaurante.

Esta ampliación se completará con la reforma del Casón del Buen Retiro, centro intelectual del Museo del Prado, el cual albergará la Biblioteca, escuela, salas para investigación, etc..

Aportación de Cristina Iglesias

El nuevo edificio de ladrillo y granito y su fachada se abre al nuevo espacio urbano a través de unas puertas de bronce de dimensiones monumentales encargadas por el arquitecto a la escultora vasca Cristina Iglesias.

Ahora que cuenta con mayor espacio, el Prado pretende reforzar su programación cultural en paralelo con su actividad expositiva.