El obispo de Donostia, Juan María Uriarte, lamentó ayer la existencia de una «paz bloqueada» y pidió que se remuevan los «obstáculos que la retardan», como el predominio de intereses partidistas, además de reclamar la apertura del diálogo y la búsqueda de acuerdos integradores para la sociedad.

Uriarte hizo estas declaraciones tras la tradicional marcha al santuario de Arantzazu, que volvió a reunir a miles de perso- nas y que en esta edición se ha celebrado bajo el lema «Ampliemos el horizonte de nuestra renovación». Entre los asistentes se encontraba la consejera de Cultura y portavoz del Ejecutivo de Lakua, Miren Azkarate.

El obispo donostiarra expresó su deseo de «abrir el camino hacia la paz» y abogó por «remover los obstáculos». Entre ellos citó «la amenaza violenta, las ambiciones maximalistas, la obstrucción sistemática, la ceguera incapaz de autocrítica y los comportamientos que ahondan las fracturas sociales». En opinión de Uriarte, estos elementos «son signos de muerte que perduran entre nosotros».

«Actitudes pacificadoras»

Con objeto de superar la situación de bloqueo, Juan María Uriarte consideró necesario promover «actitudes pacificadoras», entre las que resaltó «la apertura al diálogo, la sensibilidad activa para con todas las víctimas, la búsqueda de acuerdos integradores y el trabajo por la cohesión social».

El obispo de la capital guipuzcoana insistió en la importancia de ese «trabajo por la cohesión social», así como del «espíritu de reconciliación, la creación de las condiciones propicias para perdonar y ser perdonados, la esperanza que se sobrepone a todas las contrariedades y decepciones, la paciencia que sabe aguantar, aguardar y volver a intentar y construir lo derruido...». Todos esos consisten, en su opinión, «signos de vida».

A pesar de «los nubarrones» existentes actualmente, Uriarte dijo tener «confianza» en que el próximo año sea posible alcanzar la paz. Un escenario que, apuntó, «se demora y se complica demasiado».