Rodolfo Cuesta Trula «Astolfo" Miembro de Torturaren Aurkako Taldea
¿Y ahora qué, señor Egibar?
La tortura, como bien sabe usted, no podría existir si no fuese por lo bien engrasada que está su maquinaria. Por un lado, la Ley Antiterrorista y la Audiencia Nacional, pero por otro el silencio cómplice
Se preguntarán los lectores por qué me dirijo a usted y por qué no al resto de los políticos. Pero usted ya lo sabe, señor Egibar, sabe muy bien que los miembros del TAT estuvieron en Gasteiz y que intentaron reunirse con todos los partidos políticos para que hicieran gestiones con el fin de sacar a los detenidos del infierno en el que se encontraban; no para que les pusieran en libertad, sino para que los arrancaran de la tortura y los pusieran frente al juez. Algunos partidos se dignaron a recibirles, el PSOE dijo que para después de Semana Santa, pero ustedes, el PNV, no quisieron ni tan siquiera recibirles. No quisieron saber nada, pues ya saben el trato que se nos da cuando estamos detenidos.
Esperando en los pasillos, a los miembros del TAT se les iluminó la cara, le vieron venir a usted por el pasillo, señor Egibar, y, pensando lo mismo que una parte de la sociedad vasca, pensando que usted era el más dialogante, el más abertzale, el mas comprometido con los derechos humanos del PNV, se le acercaron con Xabi, el hermano de Juankar Herrador, uno de los detenidos, pero... Qué ingenuos. ¡Cómo saben engañar ustedes los políticos! No se lo pensó dos veces, ¿verdad, señor Egibar? Les dijo que le dejaran en paz y, dirigiéndose a Xabi, que ya sabía que su hermano estaba «hasta aquí en el tema», señalándose la barbilla. ¿De dónde sacó usted esa información señor Egibar? ¿Qué contactos tan directos con el infierno tiene usted, si Juankar estaba incomunicado? ¿Quizás se refería a que en ese momento a Juankar le estaban obligando a chupar sus propios vómitos?
La tortura, como bien sabe usted señor Egibar, no podría existir si no fuese por lo bien engrasada que esta su maquinaria, y que sólo haría falta que alguna de sus piezas fallara para que comenzara su desaparición, piezas que están hace tiempo muy bien definidas. Por un lado tenemos la Ley Antiterrorista y la Audiencia Nacional que, con su incomunicación, deja a los detenidos durante cinco largos y horrorosos días fuera de la vista de la sociedad, solos, asustados, indefensos, con unos forenses que nunca ven ni oyen nada, unos abogados de oficio que pasan de los detenidos y unos jueces de instrucción «que no se dan cuenta» del lamentable estado en el que llegan los detenidos.
Pero por otro lado tenemos el silencio cómplice de los medios de comunicación que tan solo dedican espacios para hablar de los datos que interesadamente se les va filtrando, graban detenciones sin dedicar una palabra a cómo una persona puede autoinculparse de un día para otro, de cómo un «comando» está inactivo y sin objetivos un día y al día siguiente, por obra de magia, reconoce 24 atentados, seguimientos, se encuentran casas, explosivos, hay mas detenciones... Medios de comunicación que cumplen muy bien su labor.
Pero, señor Egibar, no me he olvidado de usted. Un pilar muy fuerte son ustedes, todos los políticos que deciden darnos la espalda a las miles de personas torturadas de Euskal Herria, que se aprovechan de su posición para humillarnos, a nosotros y a nuestros familiares, que saben que si se plantasen en la calle, haciendo presión, concentrándose, haciendo iracundas declaraciones institucionales como cuando se quema un cajero, podrían hacer algo contra la tortura; el engranaje empezaría a fallar, pero no les interesa, porque de esta manera «los políticamente incorrectos» siempre tendremos lo que nos merecemos.
De todas maneras, sé que todo esto a usted le importa muy poco, señor Egibar. Esta vez decidió quitarse la careta, cómo no, en privado, y nos demostró que usted es uno más de esos políticos que carecen de sentimientos, que sólo es la cara bonita del PNV. Qué bien preparado lo tiene con el señor Imaz. Pero por lo menos me gustaría que este texto le sirviese para reflexionar y pensar en lo que sufre una parte de la ciudadanía vasca que, aunque usted y sus amigos lo quieran ocultar, también existe.
No le deseo ni la más mínima parte de tantos días, horas, minutos y segundos de horror que miles hemos sufrido, pero si lee las declaraciones de torturas de estos últimos detenidos, la de Sergio contando cómo le violaron con un palo, la de Itziar de cómo la vejaron sexualmente, la de Joseba, Unai, Juankar, la de Endika en los peores cinco días de su vida, la de cualquiera de ellos, piense que esta vez usted también ha colaborado maltratando con sus palabras a Xabi, y por añaduría al resto de familiares, y si usted tuviera un mínimo de dignidad les pediría perdón. Pero, claro, para ello hace falta tiempo y usted no esta por malgastar el suyo, aunque igual si con ello consiguiera alguna rentabilidad política para usted y su partido... Pero no lo creo, ¿no?
Por lo demás, decirle que desde el TAT seguiremos luchando contra la tortura y que para ello, si es necesario, nos reuniremos hasta con el mismo diablo.