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CRÓNICA LA ESTELA DE GERMÁN RODRÍGUEZ

Exigen respetar el derecho a recordar a los muertos

Los Sanfermines de 1978 fueron trágicos para los ciudadanos de Iruñea y especialmente para los allegados de German Rodríguez, muerto por la Policía el día 8 de julio. Los responsables de esa muerte no fueron castigados, y el dolor se hizo más agudo. La estela de la Avenida Roncesvalles ha servido para recordarlo durante casi treinta años hasta que el Ayuntamiento decidió quitarla. Cada día 8 se reivindicará que se reponga. Ayer, domingo y en plenas vacaciones, también.

Jasone MITXELTORENA

La Plataforma Hilarria convocó una concentración ayer en el lugar donde se ubicaba la estela en recuerdo de la muerte de Germán Rodriguez y los trágicos incidentes que la provocaron en los Sanfermines del 78. Los amigos de Germán, junto a los iruindarras que reivindican reponer la estela donde ha estado durante casi treinta años, se reunieron para mostrar su firmeza ante la injusticia que supone la actitud del Ayuntamiento. Citando al pensador Walter Benjamin, denunciaron que «en este pueblo no se deja homenajear a los muertos» y recordaron la vileza que supone el «ultraje a los muertos».

No muy lejos de la Avenida Roncesvalles, se encuentra la calle que lleva el nombre de Ignacio de Loiola, y recuerda que en ese lugar fue herido cuando luchaba junto a las tropas castellanas contra los navarros que defendían su ciudad en 1521. Hilarria denunció que tanto el de Loiola como muchos otros que vinieron de fuera a conquistar o a atacar a los habitantes de este herrialde cuentan hoy por toda la ciudad con nombres de calles, placas en su recuerdo, estatuas y demás, mientras que los recordatorios de los conquistados, los que murieron defendiendo a su pueblo, no se pueden ni comparar en número.

Es el caso del Mariscal Pedro de Navarra, contemporáneo de Ignacio de Loiola, defensor de la independencia, y que no cuenta ni con una placa que le recuerde, manifestaron miembros de la Plataforma. También está el caso de la piedra que recuerda la muerte de Roldán en Ibañeta, mientras que los vascones que salieron a vengarse de los conquistadores no tienen monolito alguno. Además, incidieron en que la mayoría de los recordatorios a los vencedores se han realizado con el dinero de las arcas públicas, mientras en otros casos, más allá de no recordar ni respaldar las iniciativas que surgen de los ciudadanos, se empeñan incluso en eliminar cualquier vestigio que pueda hon- rarles o homenajearles. Prueba de ello se citaron los ataques al monolito de Amaiur, a la placa de Mikel Castillo, a los árboles plantados en honor a los represaliados... y a la estela de Germán Rodríguez. Hilarria declaró que respetan el recuerdo a los muertos de otros al considerarlo un derecho. Y por eso preguntaron: «¿A quién le molesta la estela de Germán?».

Ante la gente que se había reunido en la Avenida de Roncesvalles, una vecina de la Txantrea cantó una emotiva jota en euskara. Con la melodía de «Que se vayan los yanquis», recordó el motivo de la reivindicación de los allí reunidos: «Queremos reponer la estela de Germán en esta calle de Iruñea para que no se olvide nunca lo que ocurrió aquel día».

Con un fuerte aplauso se dio por concluida la concentración, pero cada día 8 de los próximos meses, hasta los Sanfermines, se repetirá la cita, e insistirán hasta que se reponga la estela en el lugar de donde la retiraron en contra del deseo popular.

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