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Debacle en Mendizorrotza Saltan todas las alarmas

La descomposición avanza sin freno

El Alavés sólo aventaja en dos puntos al descenso tras otro partido en el que mostró todos los síntomas de un equipo roto; gradas semidesiertas, inferioridad física, caos táctico, otro penalti marrado, dimisión del entrenador y cuatro bajas para el próximo partido

DEPORTIVO ALAVÉS 0
SALAMANCA 2
 
Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

Definitivamente, el Deportivo Alavés es un proyecto en pleno proceso de descomposición y, salvo reacción urgente de la plantilla, puede caer en un abismo que ya está a menos de un partido. Una semana más, la respuesta deportiva fue nefasta, con una falta de argumentos alarmante, pero lo realmente peligroso fue la sensación generalizada de que el barco navega a la deriva sin que nadie pueda ni quiera hacer nada. Tras todo lo vivido, la respuesta de la plantilla era el único clavo ardiendo al que asirse y, ayer ni los jugadores quisieron o la presión es ya tal que los mantiene tan atenazados que cualquier rival parece infinitamente mejor.

Tras meses mareando la perdiz con la quimera del ascenso, ya no queda tiempo para paños calientes, porque el equipo evidenció ayer todos los síntomas de un equipo en plena crisis. Hasta ahora, Mendizorrotza era el único escudo de un equipo inferior a todos sus rivales táctica y físicamente, pero los demás equipos le han perdido ya el respeto a un estadio cada vez más desértico y los dos últimos rivales se han llevado seis puntos, dejando al Alavés en un campeonato en el que debe buscar cuatro rivales aún peores.

Atendiendo a la puesta en escena albiazul y a la imagen desértica que mostraban las gradas, el partido se asemejaba mucho más a un amistoso de pretemporada que a un choque en el que el equipo local se jugaba la tranquilidad en los próximos meses y gran parte de su futuro como entidad.

Pese a la llamada a la unidad de entre semana, quizá más por no saber cómo hacerlo que por falta de ganas, el Alavés saltó al césped a verlas venir, justo lo que más beneficiaba a un Salamanca que juega la baza de la movilidad de sus puntas. Así, tras varios avisos con fueras de juego muy al límite, Pina tuvo todo el tiempo del mundo para colocar un gran balón en profundidad a Braulio, que no perdonó ante Porato en torno a la media hora de juego.

Los albiazules, sin recursos ni tensión, apenas inquietaron en toda la primera parte en un disparo de Jandro que salió rozando el poste izquierdo de Teté.

Mientras el resto de equipos mira al banquillo cuando no encuentran el camino, hacer lo mismo en el Alavés es perderse seguro, porque no hay nadie capacitado para guiar a una plantilla preparada y acostumbrada para otras misiones.

Penalti marrado

En una decisión difícil de comprender, Luna cambió a Jandro para meter a Carpintero, con lo que primero Astudillo y luego Lacen fueron condenados a las bandas. Sin embargo, el «cuanto peor mejor» pareció comenzar a funcionar, porque el equipo dispuso de un penalti a favor nada más comenzar la segunda mitad, por derribo de Tortolero a Quique De Lucas.

La constatación definitiva de la parálisis que atraviesa el equipo actualmente fue la forma en la que Aloisi marró la pena máxima, con un disparo flojo que Teté atrapó sin excesiva complicación. Ogebeche y Arthuro también tuvieron sus buenas oportunidades en el que fue el último aliento del equipo.

Poco a poco, el equipo gasteiztarra se fue diluyendo en la maraña táctica en la que lo introdujo el cuerpo técnico y el Salamanca fue apoderándose, aún más, del control del partido ante un Alavés que parecía tener una marcha menos que el rival. Gaspar fue el fiel ejemplo de esta sensación de impotencia, al descargar en Vella su frustración y terminar expulsado, lo que deja en cuatro -Aloisi, De Lucas, Porato y el propio cordobés- el número de bajas para el partido de Albacete.

En uno de los buenos contragolpes de los que dispuso en la fase final, Vella sacó los colores a un Casar que acaba de salir de una lesión y puso la guinda al triunfo charro, que terminó el partido entre los olés de sus aficionados.

Stephane Porato

Que el portero vuelva a ser el más destacado tras otra derrota evidencia el mal momento que está atravesando el equipo.

Mario Luna presentó su dimisión como entrenador de manera irrevocable

Mario Luna presentó ayer de manera «irrevocable» su dimisión como entrenador del Deportivo Alavés tras la derrota cosechada por su equipo ayer ante el Salamanca. Tras realizar el que probablemente haya sido su análisis más acertado de un partido desde que está en Gasteiz, habló de que el Salamanca había sido infinitamente superior, el técnico argentino argumentó su decisión en dos aspectos. Por un lado, el entrenador explicó que los resultados no le habían acompañado y por otro entiende que varias personas lo han utilizado como excusa para atacar a Dmitry Piterman «y no puedo luchar y desgastarme tanto ante los elementos externos».

Luna, que se jactó de haber podido trabajar con total libertad durante el tiempo que ha estado al mando de la nave albiazul «de 22 sesiones, Piterman sólo ha acudido a ver al equipo en tres y de cinco charlas tácticas en dos asistió como oyente», no comparte que le achaquen cobardía por abandonar al equipo ahora que los problemas crecen, sino que entiende que es mejor «apartarse».

De cara al futuro, Luna, que se preguntó «¿Qué le puede pasar a esta plantilla para rendir tan por debajo de sus posibilidades?», se mostró optimista y entiende que mantendrá la categoría.

Preguntado por la reacción de Piterman ante su dimisión, el técnico señaló que «es un palo para él, porque apostó por mí y me dio la libertad para poder planificar incluso la próxima temporada, ya que tenía un contrato largo. Habíamos empezado a diseñar la temporada que viene, había un proyecto bonito y me gustaba, por lo que me duele abandonar». El anuncio de que el ucraniano, lejos de vender o negociar, está pensando ya en la próxima temporada fue el último golpe a una afición desesperada.

J.O.

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