EL PERIÓDICO. Marcos García Rey 2007/4/14. Catalunya.
Peligro de confusión
Los últimos episodios de violencia terrorista en Argelia y Marruecos han hecho saltar las alarmas de seguridad en esos dos países norteafricanos. Pero también en Europa. (...)
La cautela que requiere todo análisis sobre acontecimientos recientes no es óbice para subrayar algunas diferencias en la naturaleza de los atentados perpetrados en Argel y Casablanca. Es necesario no hacer una amalgama errónea entre unos atentados organizados con suficiencia por un grupo con larga experiencia y convenientemente reivindicados como los ejecutados en Argel, y los abortados por las fuerzas de seguridad marroquís que estaban siendo preparados toscamente por aficionados. En principio, el único nexo que une a los actos violentos en ambos países es la inspiración ideológica que preconiza Al Qaeda para extender sus fines y métodos allá donde haya musulmanes dispuestos a luchar contra regímenes apóstatas como los de Abdelaziz Buteflika y Mohamed VI. (...)
En consecuencia, parece que esos grupúsculos de islamistas radicalizados se habrían constituido sin ayuda exterior. Hay que recordar que aún no se ha probado que los ejecutores de los atentados de mayo del 2003 en Casablanca, en el que murieron 45 personas, tuvieran vínculo alguno con Al Qaeda. Luego, los episodios violentos del 2003 y 2007 en Marruecos responderían a un fenómeno local de radicalización de jóvenes que viven en arrabales paupérrimos de grandes ciudades, inspirados principalmente por la acción yihadista global. (...)
Aunque ello no quiere decir que, según diversas fuentes, los islamistas más radicales aspiren a una argelización del país que se traduzca en la irrupción a medio plazo de un movimiento guerrillero que se enfrente al régimen de Rabat.
Por otro lado, los tres coches bomba que causaron la muerte a unas 30 personas el miércoles pasado en Argel, y cuyos objetivos eran el Palacio de Gobierno y una comisaría, implican de facto la revitalización de la lucha armada contra el régimen, que retrotrae la memoria a los fatídicos años 90 cuando una guerra civil causó la muerte a más de 100.000 argelinos.
(...) El fantasma de Al Qaeda en el Magreb es todavía un proyecto. Su fundación documentada está mayormente relacionada con la propaganda propia de la organización matriz que pretende atraer a jóvenes inquietos desocupados en los países norteafricanos con los objetivos me- dulares de legitimar la lucha en Irak y Afganistán, revitalizar la insurgencia islamista en Argelia, y comenzar el camino hacia una argelización (...).