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Una de entrenadores, bryant por encima de los 50 y concursos de baile

Esto es la NBA. Aquí puede ocurrir lo inesperado. Pero, por lo que parece, sólo en los detalles. Se cierra la temporada regular con Bryant y sus gestas anotadoras como protagonistas. Con Clyde Drexler bailando en la televisión. Y con Jeff Van Gundy candidato a entrenador del año.

Izkander FERNÁNDEZ

Esta semana se repartirán los galardones a los mejores jugadores, quintetos y entrenadores de la temporada regular. A priori asusta, y mucho, el hecho de que Jeff Van Gundy, entrenador de los Houston Rockets, se alce con el galardón a mejor entrenador de la temporada. Todos los pronósticos coinciden en que el técnico jefe que se lleve el galardón será uno que milite en la Conferencia Oeste. Y todos los analistas colocan sin pudor a Jeff Van Gundy entre los favoritos. Lo acompañan en las quinielas Mike D'antony (Phoenix Suns) y Avery Johnson (Dallas Mavericks).

Lo terrible de la noticia es el propio Van Gundy, un entrenador gris, conservador y partidario de ese baloncesto feo, lento y sucio que también venden y defienden Larry Brown o Greg Popovich, entre otros. Y lo es porque en Houston Van Gundy tiene una franquicia sólida, con un equipo más que competente y con dos estrellas de primerísimo nivel: Yao Ming y Tracy McGrady.

Pues bien, tras tres temporadas en los Rockets, esta semana cumplirá la cuarta, el equipo de Texas ha mejorado más bien poco teniendo en cuenta el potencial que tenía. Dos años en play off cayendo en la primera ronda. El año pasado, las lesiones dejaron a los Rockets sin eliminatorias por el título. Y este año, casi las mismas lesiones han apartado a los de Houston de rondar las 60 victorias y con ello, la tercera plaza en el Oeste.

El debate se centra en si los Rockets funcionan porque no queda más remedio o por el buen hacer de Van Gundy. Sus dos estrellas han opinado al respecto en múltiples ocasiones. Yao Ming admitía que Van Gundy era estricto, maniático y duro en sus métodos. Tracy McGrady ha ido más lejos, organizando reuniones con cuerpo técnico y mandatarios de la franquicia para dejar claro que con este baloncesto «se aburre». De hecho, con cada golpe sobre la mesa de McGrady, han subido los baremos anotadores de los Rockets.

Cuando llegó, el técnico trató de jugar a anotar poco y que el rival anotase menos. Partidos a setenta puntos y control absoluto del juego que se traducía en una insoportable cadena de errores que sus estrellas salvaban en las últimas jugadas de los partidos.

Con el tiempo, Van Gundy ha ido siendo menos Van Gundy y el criterio lógico de dejar hacer a las estrellas ha aportado grandes beneficios a la maltrecha imagen del técnico. Quizá como premio y viendo que los Rockets podían estar ahora entre los mejores de Conferencia, de no ser por las lesiones de Ming y McGrady, la NBA quiere dar una palmadita en la espalda al oscuro Van Gundy.

Y quizá lo haga porque el espectador aprecia con más facilidad las canastas que los robos de balón, los contraataques que las defensas pegajosas y los marcadores de más de cien puntos que los de menos de setenta.

El medio centenar

Esta temporada regular pasará a la historia como la de Kobe Bryant y los 50 puntos. La cifra va camino de convertirse en obsesiva y puede que con el tiempo se transforme en algo menos vistoso. Y es que si Bryant sigue por el mismo camino y su franquicia no acierta a mejorar su plantilla, los 50 puntos dejarán de ser una barrera mítica para convertirse en algo rutinario. Aunque, ¡vaya rutina!.

De momento parece que Los Angeles Lakers quieren que Phil Jackson siga siendo el gurú personal de Bryant. Para ello iniciaron la semana pasada las negociaciones con el actual entrenador jefe de la franquicia angelina. Por lo visto los Lakers pretenden que Jackson se quede en Los Angeles durante otras tres temporadas ganando por ello unos treinta millones de dólares. Y, aunque se prevé que las negociaciones se extiendan durante un par de semanas, no parece que habrá problemas para que Jackson se quede.

Los peros vendrán por otro lado. Por ejemplo, por el tope salarial. Los Lakers están contra las cuerdas porque ahora mismo sobrepasan el techo salarial impuesto por la NBA lo que, en teoría, no les puede permitir reforzar el equipo y ayudar así a que Bryant no tenga que anotar cincuenta puntos noche sí y noche también.

Aún así parece que los Lakers se acogerán a una excepción, trampa permitida por la NBA, que les permite pagar a un agente libre treinta millones de dólares en cinco años. ¿Quién puede ser ese agente libre? No está claro, porque este verano no habrá agentes libres asequibles e interesantes para los Lakers.

Clyde Drexler, en «Mira quien baila»

Ajeno a todo esto, Clyde Drexler, que hiciera sus deberes en los 90 cuando ganó dos anillos en los Houston Rockets de Akeem Olajuwon, demuestra que sus rodillas y tobillos están en forma bailando en el popular y hortera concurso de televisión «Mira quien baila». En su versión yankee, claro. Porque, ya se sabe, si alguien se descuidó aquí y puso su versión «cañí», se encontró con Fernando Romay haciendo el ganso. Más o menos como lo hizo en las canchas o como lo hace como comentarista de la ACB en la actualidad. Clases y clases.

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