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regulación de la recogida de hongos y setas

Diez euros por persona y día para poder coger setas

Un máximo de diez kilos de hongos por persona y día. Este es el tope que ha puesto el Ayuntamiento de Ultzama a los aficionados que acudan a este valle navarro a partir del próximo otoño, quienes además deberán pagar entre cinco y diez euros por cada jornada.

Iñaki VIGOR

Muy pocos han conocido una temporada de hongos tan buena como la de 2006. El otoño de ese año fue algo excepcional, hasta el punto de que muchos aficionados a recolectar tan exquisito producto dejaron de hacerlo porque ya estaban hartos de comer o porque ya no disponían de sitio suficiente en los arcones-frigorífico para guardar más cantidad.

Un verano caluroso y lluvioso propició las condiciones para que en setiembre y octubre, dos meses que también fueron muy cálidos, las setas y hongos brotasen como pocas veces lo habían hecho. Los aficionados no perdieron oportunidad tan extraordinaria y se lanzaron en masa a los bosques para llenar cestas e incluso sacos.

El valle navarro de Ultzama fue uno de los destinos preferidos por los recolectores, debido a su cercanía a Iruñea y a que reúne unas excelentes condiciones para que broten setas y hongos. Hubo semanas en que se contabilizaron -según el Ayuntamiento- más de 6.000 visitantes pateando sus hayedos. Entre todos se llevaron una «cosecha» de onddo beltza de 34 toneladas, con un precio en el mercado de casi 340.000 euros. Durante muchos días de otoño, cientos y cientos de vehículos circularon por los quince kilómetros de pistas que se internan en las zonas más propicias para la recogida de este manjar, y hubo días en que el valle quedó prácticamente desbordado.

Todos quedaron contentos. Todos menos los vecinos de los pueblos de Ultzama, ya que semejante avalancha de vehículos causó buen número de molestias y destrozos, como ruidos de motores antes incluso de amanecer, daños en pistas y montes y problemas para acceder a recoger leña, ya que muchos accesos quedaron bloqueados por completo.

A finales de setiembre de 2006 se realizó un estudio, impulsado por el Ayuntamiento de Ultzama, que reveló que el 55% de las personas que acuden a este valle a coger hongos y setas proceden de Nafarroa, de los que el 10% son vecinos de los quince pueblos con que cuenta este municipio. El 45% restante procede del resto de Euskal Herria, sobre todo de Gipuzkoa.

Un par de años antes del excepcional otoño de 2006 el Ayuntamiento de Ultzama ya se venía planteando la necesidad de regular la recogida de hongos y setas, pero la «fiebre» del onddo beltza de ese año fue determinante para acelerar esa regulación. «Han sido los propios vecinos los que nos han pedido hacer algo, y prácticamente todos estamos de acuerdo en que lo mejor es poner un tope cuando veamos que viene un número muy elevado de personas», comenta el alcalde del Valle de Ultzama, Patxi Pérez Arregi.

Después de consultar con los quince concejos que componen el valle, el Ayuntamiento ya ha aprobado un proyecto de regulación de los recursos micológicos, que deberá ser ratificado por el Gobierno de Nafarroa y que probablemente se aplicará a partir del próximo otoño.

Máximo de 1o kilos de hongos

En regiones como Soria y La Rioja ya existen regulaciones similares desde hace años, pero Ultzama es el primer ayuntamiento de Nafarroa, y probablemente de Euskal Herria, que va a cobrar por recoger setas y hongos. En concreto, los vecinos de este valle de 1.634 habitantes deberán adquirir un bono anual al precio simbólico de cinco euros y podrán coger un máximo de diez kilos al día. Los vecinos que quieran dedicarse a la recolección con fines comerciales deberán pagar 30 euros al año, y no tendrán límite en la cantidad que recojan.

En el caso de los foráneos, deberán abonar diez euros por día en el caso de recoger onddo beltza, con un máximo de diez kilos diarios. Si quieren recoger otras especies micológicas, la cantidad a abonar será de cinco euros diarios, con un máximo de cinco kilos de setas y cinco ejemplares de onddo beltza.

El parque micológico del Valle de Ultzama abarcará gran parte del monte Mortzua y su contorno estará delimitado y señalizado. Además, se habilitarán aparcamientos en diversas zonas y, una vez llenos, las personas que lleguen tendrán que buscar otro aparcamiento o dejar el coche en el pueblo y trasladarse a pie hasta el monte.

Este futuro parque contará con micólogos profesionales que explicarán a los visitantes si las setas que han recogido son comestibles o no, y también está previsto que puedan acompañar al monte a grupos organizados para explicarles las características de los hongos y setas y su valor gastronómico. Todo ello se completaría con la edición de un tríptico sobre buenas costumbres micológicas, y también se está estudiando la posibilidad de crear un museo permanente para informar a los visitantes sobre las caracte- rísticas y propiedades de estos productos del campo.

Situación similar en otros valles

Después de conocer el proyecto de Ultzama, otros ayuntamientos de la zona norte de Nafarroa se han interesado por esta iniciativa y parecen dispuestos a adoptar medidas similares, ya que la problemática es muy parecida. De hecho, en los bosques de Aldude (Quinto Real), Baztan, Bertiz, Bortziriak, Leitza, Basaburua y otros valles y lugares de la zona húmeda se suelen producir cada año grandes afluencias de buscadores de hongos. «Personalmente, creo que tarde o temprano todos los ayuntamientos acabarán regulando este recurso micológico», opina el alcalde de Ultzama.

No obstante, admite que también hay quien dice que «el monte es de todos» y que no hay que poner impedimentos a quienes van a coger hongos, aunque Patxi Pérez no esté de acuerdo y prefiera matizar esa opinión. «La idea que se tiene con las setas es que no son de nadie, pero no es así. Es un recurso que pertenece al propietario del terreno, y si éste es de los vecinos, el recurso pertenece a los vecinos», argumenta. En cual- quier caso, deja claro que no se trata de pro- hibir a nadie que coja hongos y setas, sino de evitar «saqueos masivos».

También en Araba

La preocupación por estos «saqueos» no se da sólo en Nafarroa, sino que es algo generalizado en Euskal Herria. Recientemente las Juntas Generales de Araba adoptaron un acuerdo para regular el aprovechamiento de los recursos naturales, incluidos hongos y setas. «Pero no han contado con los expertos para redactar esa regulación. Ellos sabrán lo que hacen», lamenta Luis Mari Iriarte, que desde hace varios años trabaja en el Departamento de Micología del Museo de Ciencias Naturales de Araba.

«Hace años que nosotros venimos diciendo que hay que regular esto de alguna manera, porque hay veces que te tienes que dar la vuelta porque no encuentras un sitio para dejar el coche. Quienes vamos al campo en plan de estudio y de investigación, nos encontramos bosques y prados hechos un desastre, y creemos que ya es hora de hacer algo. Muchas veces se va al monte de forma masiva, se patea todo y se destruyen los micelios», constata este experto gasteiztarra.

A su juicio, uno de los aspectos que más hay que tener en cuenta a la hora de regular esta actividad es limitar la cantidad de setas y hongos recolectados. «Es complicado regular esto -admite-, pero habría que distinguir entre la faceta comercial, es decir, la de quienes cogen mucho para luego venderlo, y la del aficionado que va a coger unas setas para su propio consumo».

En algunos pueblos de Nafarroa suele decirse que «una vez que se ven los perretxikos, ya no crecen», pero no cabe duda de que este dicho puede aplicarse prácticamente para todas las setas y hongos, porque son muy pocos los recolectores que pasan junto a un ejemplar sin echarlo al zacuto.

Conocer para evitar intoxicaciones

A la hora de establecer normas, Luis Mari Iriarte propone introducir también la cuestión del conocimiento de las especies para evitar las intoxicaciones. «No suelen ser excesivas, pero hay todos los años -recuerda-. A mí me suelen llamar de los hospitales de Vitoria para preguntarme qué se puede hacer en casos de intoxicación en que las personas ingresadas no saben qué especies han comido. Esta ignorancia acarrea desgracias al propio intoxicado, pero también un gasto adicional por utilizar urgencias, ingresos hospitalarios y atenciones médicas».

Su experiencia le dice que los aficionados suelen interesarse sobre todo por las setas comestibles, pero él lo considera un error. «Creo que se tenían que preocupar de conocer precisamente las setas que nos pueden causar graves daños, porque sólo son unas pocas las que nos pueden provocar grandes problemas. Si se conocen, se puede prescindir de ellas a la hora de la recolección, y coger todas las demás. Unas pueden ser insípidas, de más o menos valor gastronómico, o incomibles, pero ninguna te va a intoxicar. De cara a una regulación -sugiere-, el que quiera tener autorización para recoger setas debería demostrar que conoce al menos las que le pueden llevar al hospital».

Perretxikos a 40 euros el kilo

En estas fechas de abril ya ha comenzado a brotar la llamada seta de mayo, también conocida como «perretxiko», que suele ser la especie más cotizada en el mercado en todo el año. El pasado día 12 se estaban cobrando a 40 euros el kilo en un puesto de Gasteiz, pero la impresión generalizada era que el precio todavía iba a subir bastante conforme se acercase la festividad de San Prudencio (28 de abril), fecha en que es tradicional comer caracoles y perretxikos.

«En ese puesto había una bandeja grandísima de setas que eran poco más que alfileres. Por desgracia, se ha puesto de moda hacer revueltos con las setitas enteras, que no valen para nada. Si se cogen tan pequeñas, se evita que pueda haber más de las que hay, porque las setas se tienen que desarrollar para que puedan seguir fructificando», explica Luis Mari Iriarte desde el Departamento de Micología del Museo de Ciencias Naturales de Araba, ubicado en Gasteiz.

Este experto, que es también responsable de la sección de Micología de la Sociedad Excursionista Manuel Iradier, explica que el perretxiko era conocido como seta de San Jorge porque comenzaba a brotar en torno a esta festividad, a mediados de abril, aunque en campas cercanas al mar puede hacerlo a finales de febrero y en las campas de alta montaña se cogen incluso en junio.

«Para que salgan perretxikos hace falta calor y humedad. Si hace frío, se paraliza el micelio y no fructifica. No es una seta de bosque, pero suele salir en claros de bosque, aunque prefiere brotar junto a las gramíneas, como espinos, rosales, patxaranes o moras, con las que hacen una buena simbiosis. Se identifican bien por los famosos `corros de brujas', donde se nota la hierba más crecida y con un verde más oscuro. El micelio de las setas ayuda a esas hierbas a crecer más sanas, fuertes y lozanas, y eso se nota dentro de los prados, porque suelen hacer medialunas o círculos completos», ilustra Luis Mari Iriarte.

Y como en este mundillo pervive el dicho de que «más vale pequeño para mí que grande para otro», muchas personas se dedican a coger los perretxikos cuando apenas han asomado un centímetro del suelo. Eso sí, hay que conocer los setales, porque, como comenta un experto recolector, «un hongo lo puedes encontrar donde quiera, pero la seta de mayo, si no conoces el setal, no encuentras ni una».

Quizás por ello, estos setales son el secreto mejor guardado por los buscadores de setas, y así lo corroboran infinidad de anécdotas. Hay personas que salen a por ellas antes de amanecer, y si sospechan que son seguidas, se dan media vuelta o se esconden cerca del setal para que otros no vean dónde está el «callandero», como lo denominan en muchas zonas de Araba.

«Ha habido y sigue habiendo gente mayor que no dicen ni a los hijos ni a los nietos dónde están sus callanderos. A muchos les llega la muerte sin haber dado a conocer su secreto a nadie», comenta Luis Mari Iriarte, quien además aporta un dato bastante desconocido: «El perretxiko es una medicina muy buena para combatir la diabetes, porque regula mucho el nivel de azúcar en la sangre. Pero cuando les cuentas esto a los diabéticos, se ponen tristes y serios, porque lo primero que te dicen es que ¡menudo precio tiene esta medicina!». I. V.

34

toneladas de hongos es la «cosecha» estimada que recogieron en el Valle de Ultzama el pasado otoño, cuyo precio en el mercado hubiera sido casi de 340.000 euros.

Hay especies de calidad que apenas se recogen

Por la cantidad en que salen y por sus posibilidades gastronómicas, el «onddo beltza» es una de las especies más apreciadas en Euskal Herria, mientras que otras especies, también de gran calidad, apenas son objeto de recolección. Así, los impulsores del futuro parque micológico del Valle de Ultzama constatan que, salvo el «onddo beltza» y la seta de mayo, «el resto no las coge casi nadie».

Como ejemplo, apuntan que en esta y otras zonas de Nafarroa hay especies de elevado valor gastronómico, como la «seta de las nieves», la «trompeta de los muertos», el rebozuelo, la «ziza-hori» o la galamperna, y sin embargo la gran mayoría de las personas apenas las recolecta, bien por desconocimiento o porque, en algunos casos, resulta más difícil encontrarlas. I. V.

 

PATXI PÉREZ ARREGI
ALCALDE DEL AYUNTAMIENTO DE ULTZAMA

Después de recibir numerosas quejas vecinales y de constatar él mismo la «avalancha» de aficionados a los bosques del valle, el alcalde del Ayuntamiento de Ultzama, Patxi Pérez, ha sido uno de los impulsores de la regulación de la recogida de hongos y setas.

«Queremos evitar el abuso, porque hay gente que viene a coger para hacer negocio»

«Lo que vamos a hacer no es un coto, sino un parque micológico. Queremos dejar claro que no queremos prohibir la recogida de hongos y setas, sino regular la recogida para que sea más sostenible y haya para todos». Esta es la filosofía con la que el alcalde del Valle de Ultzama, Patxi Pérez Arregi, afronta este proyecto, que sin duda generará muchos y largos debates entre los aficionados a la micología.

Patxi Pérez deja claro que esta regulación de los recursos micológicos del valle no trata de impedir que la gente acuda a Ultzama a recoger hongos, sino «evitar el abuso y el descontrol» a la hora de hacerlo, y también establecer una serie de limitaciones en los días en que acuden muchas personas, a fin de que respeten las actividades y derechos de los vecinos de los pueblos.

«En este valle hay muchos ganaderos, y por muchos hongos que salgan, tienen que trabajar todos los días, sea sábado o domingo. Lo que no se puede hacer es venir aquí y dejar el coche en la puerta de los caseríos, porque entonces los caseros se enfadan», constata el alcalde de Ultzama, al tiempo que reconoce que se trata de cabreos «justificados».

«Los que vienen en familia, a disfrutar del monte y coger para el autoconsumo, bienvenidos sean. De hecho -explica Patxi Pérez-, nuestra idea es invitar a los aficionados a que vengan a coger durante todo el año las distintas variedades que salen en el valle. Lo único que se va a prohibir es la actividad de los foráneos que vienen a hacer negocio con los hongos, porque hay algunos, si bien es verdad que son los menos, que hacen un uso indebido del monte porque vienen a recoger mucha cantidad para luego venderlos. Se dedican a coger a matarrasa, como yo suelo decir, y creemos que eso hay que evitarlo».

El alcalde de Ultzama remarca que el Ayuntamiento no persigue «ningún afán recaudatorio» con estas medidas, y que se darían por «muy satisfechos» si el dinero obtenido de este parque micológico sirve para cubrir los gastos del proyecto.

También adelanta que el Ayuntamiento de Ultzama está estudiando la posibilidad de poner una especie de mercadillo en el que los vecinos del valle que hayan pagado la tasa de recolector comercial podrían vender hongos y setas. «Todos los años vemos que viene mucha gente a coger hongos, pero los que vienen a comprar tampoco son pocos, y no saben dónde hacerlo porque no hay un lugar concreto para la venta», constata Patxi Pérez. I. V.

5 euros es el

precio que deberán pagar al año los vecinos del Valle de Ultzama para poder recoger un máximo de diez kilos de hongos al día. Quienes lo hagan con fines comerciales pagarán 30 euros al año y podrán coger sin límite.

 

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