Oleada de atentados en Bagdad
Al menos 190 muertos más constatan el fracaso del plan de seguridad
Al menos 190 personas murieron ayer en cinco atentados que se registraron en distintos puntos de Bagdad, una ciudad en la que, al menos en teoría, está vigente un plan de seguridad impulsado por EEUU desde el pasado mes de febrero. En el más sangriento de los atentados, registrado en el mercado de Al Sadriyah, fallecieron 140 personas. Este mercado ya fue atacado el pasado mes de febrero. Muchos de los muertos lo estaban reparando.
GARA | BAGDAD
Al menos 190 personas perecieron ayer en una oleada de atentados con coche bomba en Bagdad. De ellos, 140 fallecieron en un mercado que ya fue objeto de otro atentado sangriento en febrero. Todo ello es una muestra más del fracaso del plan de seguridad puesto en marcha por EEUU y las autoridades iraquíes con el objetivo de acabar con la violencia en Bagdad.
El pasado domingo se dio a conocer un informe que señalaba que desde que se puso en marcha el plan, hace apenas dos meses, han muerto 521 personas en Bagdad. El pasado día 12, la insurgencia consiguió atentar contra el Parlamento, situado en la Zona Verde de la capital, en teoría el punto más seguro del país. Apenas 48 horas después, 81 personas morían en Kerbala, una de las ciudades santas para los chiíes.
Estos datos, unidos a los atentados de ayer, dejan en evidencia que el plan de seguridad de Bush no es más que papel mojado y que cualquier punto de Bagdad y del resto de Irak puede ser objeto de un ataque que provoque decenas de muertos.
El atentado más sangriento de los registrados ayer se produjo cuando estalló un coche cargado de explosivos que estaba aparcado en el mercado de Al Sadriyah, un sector mayoritariamente chií en la orilla oriental del río Tigris.
115 personas fallecieron y 137 resultaron heridas en el ataque, uno de los más cruentos que se han producido este año en Bagdad, según el Ministerio iraquí del Interior. El Ministerio de Defensa, por su parte, señaló que la cifra de muertos en este atentado era de 112.
Este mercado ya fue objeto de otro atentado el 3 de febrero. Entonces, un camión bomba provocó 130 muertos. Precisamente, muchos de los fallecidos ayer eran trabajadores de la construcción que estaban reparando los daños que el atentado de febrero provocó en el mercado de Al Sadriyah.
Los mercados de Bagdad constituyen uno de los objetivos preferidos para provocar matanzas masivas por parte de milicianos suníes que se enfrentan a la comunidad chií, que, a su vez, controla el Gobierno y es la mayoritaria en el seno de las fuerzas de seguridad y en el país.
El portavoz de las fuerzas estadounidenses, el general William Caldwell, declaró ayer que sus tropas habían construido muros para intentar proteger los lugares especialmente vulnerables.
Otro atentado tuvo lugar ayer en Sadr City, el mayo barrio chií de Bagdad, donde la explosión de un coche bomba dirigido contra un puesto de control de armas provocó 28 muertos y 44 heridos.
Otro coche bomba más explotó en el barrio de Karrada, en el centro de la ciudad, provocando al menos diez muertos. En el mismo sector, tres personas fallecieron como consecuencia de la explosión de un artefacto artesanal colocado en un coche aparcado.
En el sudoeste de Bagdad, cuatro policías fallecieron en un atentado suicida con coche bomba contra una patrulla. Seis civiles resultaron heridos.
Todos estos atentados se producen a pesar del plan de seguridad puesto en marcha en Bagdad el 14 de febrero y que fue bautizado con el nombre de «Imponer la Ley». Este plan prevé el despliegue de 90.000 soldados estadounidenses e iraquíes hasta el mes de junio.
En El Cairo, el secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, advirtió de «las consecuencias negativas que podría provocar un desmoronamiento de Irak en la seguridad y en la prosperidad de la región». Gates viajó a Egipto en el marco de una gira regional destinada a reforzar la posición de Washington en Oriente Medio.
«Un desmoronamiento total en Irak se lamentará en las capitales de Oriente Medio mucho antes que en Washington o en Nueva York», destacó Gates, mientras en EEUU el presidente George Bush tenía que enfrentarse, en una reunión en Washington, a los dirigentes del Partido Demócrata, que le quieren imponer un repliegue de fuerzas militares de Irak para el año que viene.
Reunión en Washington
La posibilidad de que alcanzaran un acuerdo era casi nula, ya que no ha pasado un mes desde que las dos cámaras del Congreso estadounidense añadieran la condición de que las tropas de EEUU abandonen Irak el próximo año a una resolución que preveía destinar 100.000 millones de dólares (73.816 millones de euros) para financiar el despliegue militar en el país árabe. Este hecho ha provocado que el Ejército de EEUU pueda tener serios problemas de financiación para mantener la ocupación, según ha alertado el propio Bush.
«Espero que los dirigentes demócratas renuncien a su exigencia irracional de una retirada precipitada», declaró esta misma semana Bush, destacando que «las consecuencias del fracaso serían muerte y destrucción, tanto en Oriente Medio como aquí, en América».
El líder de la mayoría del Partido Demócrata en el Senado, Harry Reid, no quiso dar demasiados detalles del mensaje que iba a dirigir a Bush, pero fue claro al señalar que reclamarían «un cambio de política».
«Se sentará justo a mi lado y si ne se tapa los oídos, tendrá que escuchar todo lo que tengo que decirle», señaló Reid.
El líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Brendan Daly, añadió que su postura es «la de los americanos, la del Congreso y la de muchos mandos militares, que piensan que la política de Bush en Irak es un fracaso».
Transferencia británica
Mientras, las tropas británicas transfirieron el control de la seguridad de la provincia de Mi-ssane, rica en recursos petrolíferos, a las autoridades locales.
«A partir de hoy, el gobernador de la provincia de Missane y los fuerzas de seguridad iraquíes asumen la responsabilidad de garantizar la seguridad de su población», se felicitó el general Jonathan Shaw, comandante de las fuerzas británicas en Irak, que destacó que el de ayer es «un paso importante».
El primer ministro británico, Tony Blair, anunció en febrero que se reducirá el número de soldados de ese estado en Irak hasta los 5.000 antes de fin de año, frente a los 7.200 desplegados actualmente.
La transferencia de las competencias de seguridad en la provincia de Missane no es más que el inicio de un proceso que proseguirá hasta el fin de 2007. Missane es la cuarta provincia en la que la competencia de seguridad ha sido transferida a las autoridades locales iraquíes. Los británicos han transferido tres de ellas.
El fiscal jefe de la Audiencia Nacional española, Javier Zaragoza, acordó el archivo de la denuncia presentada por el Partido Comunista de Andalucía (PCA) contra el ex presidente del Gobierno español José María Aznar por crímenes de guerra.
Al menos 15.000 iraquíes podrían haber desaparecido desde el inicio de la invasión de EEUU y Gran Bretaña, según dio ayer a conocer IRIN, la agencia de noticias de la ONU, basándose en informaciones recogidas por distintas ONGs.
El fiscal general de Portugal, Fernando Pinto Monteiro, señaló ayer que la colaboración lusa con las misiones internacionales en Irak y Afganistán ha convertido a su país en «un objetivo potencial del terrorismo».
La conferencia internacional sobre la situación de los desplazados internos y refugiados iraquíes, convocada por la ONU en Ginebra, concluyó ayer con un cambio de actitud del Gobierno de Irak y de los países vecinos frente a esta problemática y con promesas de mayores contribuciones financieras.
El alto comisionado de la ONU para los refugiados, Antonio Guterres, se declaró «satisfecho» de la actitud de las autoridades iraquíes, que han prometido colaborar con Siria y Jordania para atender las necesidades de su población refugiada en ambos países, así como de la posición adoptada por estos últimos.
Guterres aseguró que durante la reunión -sobre la que insistió en que su objetivo no era propiciar mayores donaciones- varios países industrializados ofrecieron más recursos para afrontar la crisis humanitaria en Irak, pero indicó que todavía no es posible cuantificarlos «porque no está claro cómo se materializarán». Los detalles se conocerán, agregó, cuando se establezca el mecanismo de seguimiento de esta conferencia, que deberá definirse «en las próximas semanas o meses».
Sin embargo, Guterres reconoció que los países se mostraron menos generosos en su voluntad de aumentar la cuota para acoger refugiados iraquíes, aunque hubo algunos -entre ellos EEUU- que dejaron abierta esa posibilidad.
Sobre los riesgos de la crisis iraquí, el alto comisionado sostuvo que la gran preocupación de su institución es que el desplazamiento forzado cree un apartheid, es decir, que se forme una suerte de mapa étnico de Irak por comunidades étnico-religiosas.
«Tenemos el claro objetivo de impedir que esto ocurra y para ello es necesario prevenir mayores desplazamientos y favorecer el retorno», apuntó.
Por otra parte, Guterres se mostró contrario a la idea de crear campamentos dentro de Irak para albergar a los desplazados y así impedir que crucen la frontera hacia otros países, comparando esta iniciativa con «prisiones».
La ex ministra iraquí de Inmigración Pascale Warda defendió ayer en València la ocupación de su país «porque lo que ocurría antes era tres veces peor que lo que ocurre hoy» y negó que «la gente esté harta de los americanos», en referencia a los ocupantes.