Barricada se dedica un concierto para celebrar «en familia» su 25 cumpleaños
Esta vez queremos dedicarnos el concierto a nosotros mismos, porque ya era hora de dedicarnos algo a nosotros". Así lo señalaba a GARA Enrique Villarreal unos minutos antes de celebrar su primera actuación en público hace 25 años.
Iñaki VIGOR
Aquel 18 de abril de 1982 hacía más calor que ayer, era domingo y la Plaza del Rastro de la Txantrea se encontraba «petada» de gente. Como cada domingo, miles de personas acu-dían a este rastro pionero para realizar sus compras, hacer un poco de vida social y asistir a las actuaciones de grupos musicales o de teatro que programaban los organizadores del rastro a las doce del mediodía.
Ayer no era domingo ni había rastro en la Plaza de la Txantrea, pero los Barri querían rememorar aquel primer concierto y decidieron dedicarse uno a ellos mismos, a pesar de ser miércoles y día de labor.
El anuncio de que iban a actuar lo realizaron sólo dos días antes en su página web, y el boca a boca hizo el resto. Poco antes de las doce del mediodía ya estaban allí más de 200 seguidores, con los Barri a ras del suelo, como los amplificadores, alimentados con un cable desde el Bar Angel. Unos minutos después, con los primeros sones, ya eran casi 800 las personas que rodeaban a los cuatro miembros del grupo. Otros muchos hubieron de conformarse con seguir el concierto a través de la página web de Barricada.
Las cervezas, kalimotxos y aroma a finas hierbas se expandieron con rapidez por la plaza, al mismo tiempo que los bailes y los cánticos. Buen número de alumnos del colegio público Arturo Kanpion (las antiguas escuelas franquistas de Federico Mayo) cogieron sitio en primera fila, sentados en el suelo. Algunos vecinos, que no sabían de qué iba la fiesta, se asomaban a balcones y ventanas y allí se quedaron hasta el final. Los jóvenes, que eran mayoría, disfrutaban con los ritmos rockeros de algunos de los temas más conocidos de Barricada, y algunos padres tarareaban a sus hijos de pocos meses las letras de las canciones que interpretaba «El Drogas», ataviado esta vez con un pañuelo pirata amarillo. Tres generaciones unidas en un mismo concierto.
Los Barri no repitieron ayer ninguna de las canciones de aquel domingo de abril de 1982, y tampoco saciaron el apetito musical de sus seguidores, que pedían más y más entre gritos de «Beste bat, beste bat». Pero el grupo había anunciado que sólo iba a ser media hora, «o poco más», y cumplió su palabra. No se trataba de alargar un concierto a plena luz del día en un lugar con mala acústica, sino de dedicárselo a ellos mismos. «Hoy nos apetece, y ya está», resumía Enrique Villarreal.
Barrio conflictivo
Eso sí, en su repertorio no faltó «Barrio conflictivo», una canción que, a pesar de su edad, parece que no pierde actualidad. «¿Que cómo veo la Txantrea después de un cuarto de siglo? Aún queda ese poso de barrio, de gente que se mueve por mejorar el lugar donde vive. En estos momentos se mueven para que no se haga el vial que atraviesa el parque de Irubide. También hace 25 años se estaba peleando, se consiguió que no se hiciera el vial, y ahora se vuelve a lo mismo», constataba Villarreal.
«Parece que era ayer cuando unos melenudos llamados Barricada dieron su primer concierto», comentaba uno de sus seguidores. Pero el tiempo ha pasado. Aquellos pequeños pinos de la Plaza del Rastro han superado ya los veinte metros, el barrio también ha crecido, los coches ocupan calles que hace 25 años estaban casi vacías... «También ha habido un cambio vital con la llegada de los hijos. La vida va mandando», resumía «El Drogas», mientras no podía ocultar el mismo cosquilleo nervioso que sintió antes de aquel primer concierto en 1982.
La celebración de este concierto había sido anunciada sólo dos días antes en la página web del grupo. El simple boca a boca hizo que varios centenares de «barrikeros» acudieran a la Plaza del Rastro de la Txantrea, en día de labor.
El grupo actuó a pie de calle, con los amplificadores en el suelo y la electricidad tomada desde un bar. Numerosos seguidores aprovecharon para sacarse fotos junto a los músicos o filmarlos en vídeo. El concierto fue seguido por varias cámaras de televisión.
En el concierto de ayer se dieron cita tres generaciones. «Barrikeros» que rondaban el medio siglo de edad, jóvenes veinteañeros que han tomado el relevo y bebés de pocos meses a quienes sus padres tarareaban las canciones que interpretaba el grupo.
A pesar de que los asistentes pedían más, entre gritos de «Beste bat, beste bat», Barricada finalizó el concierto tras poco más de media hora de actuación, tal como había anunciado. Los cuatro músicos fueron despedidos con una fuerte ovación.