El viaje de Moratinos ha levantado ampollas entre los biempensantes -je- del sistema, entre los lacayos que cobran por agredir desde las tertulias (...)

El desconcierto es tan mayúsculo que incluso entre los más antidemocrátas reina aún la perplejidad. No comprenden cómo el Gobierno de España ha podido acceder a las escaleras del palacio cubano y que les hayan ofrecido un daiquiri sin tener que pedir permiso. (...) La sorpresa del viaje de Moratinos ha sido de las que no se recuerdan en el Departamento de Estado, ellos tan acostumbrados a controlarlo todo y conocer y dirigir los pasos de sus aliados.

Este mismo Departamento de Estado que deja en libertad a un terrorista como Posada Carriles -que para más datos los tiene bien cogidos desde 1963- y que mantiene en el limbo judicial y con el trato propio de insectos -que no de animales- a los presos de Guantánamo. Este mismo Departamento que habla de Derechos Humanos y no se le cae la cara al ordenar asesinatos de opositores en los países que consideran suyos, y que utiliza la tortura como sistema de ablandamiento del enemigo.

El colmo es que se quieran pedir explicaciones al Gobierno de España de las actuaciones que realiza en política internacional. El colmo es que se atienda ni tan siquiera a los requerimientos de un «Estado criminal» para que se den razones y disculpas por no haberlos avisado de que España iba a visitar Cuba. El colmo es que los plumillas del sistema vociferen desde sus columnas haciendo causa común con los criminales. El Gobierno Bush ha perdido toda influencia en América Latina y por eso realizó ese viaje fulgurante con el fin de «recuperar el prestigio perdido, que no se recupera en poco tiempo», mientras que los latinoamericanos miran hacia el polo opuesto de lo que supone la «bendita» democracia que propugnan desde el imperio sus gobernantes y sus lacayos.

Hay de todos modos una cuestión que no soy capaz de resolver salvo que haga un esfuerzo enorme: si Cuba no tiene materias primas y carece de recursos, ¿por qué en el mapa de la Casa Blanca la isla parece un continente? Tengo para mí que es el modelo social y político lo que levanta las uñas de los pies a los «demócratas» de allá y de acá.

La soberanía y la dignidad no está en venta ni en almoneda, al menos en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador... La democracia de los pueblos emergentes entiendo que es un peligro supremo para quienes la democracia es un fastidio, aunque no se cansen de hablar en su nombre. Hace días he visto una sentencia de El Roto: «Habla a menudo de democracia, que no se note que eres fascista».