Leí con gran sorpresa que Iberdrola va a ser promotora contra el cambio climático dentro del Global Round Table on Climate Change. Este organismo, parece ser, recoge la vocación de influir en los ámbitos político, social o industrial y también insta a los gobiernos a que establezcan objetivos y precios para las emisiones de CO2 y demás gases de efecto invernadero. Desde mi punto de vista, esto es contradictorio. ¿No es acaso el Departamento de industria y la consejera de Medio Ambiente Esther Larrañaga, los que han pedido a Iberdrola que cierre la Central Térmica de Pasaia junto con otros organismos populares? Esta central echa al medio ambiente 1.300.000 toneladas de CO2 al año, y sobre la salud de los seres vivos expulsa al medio el 7,4% de todas las dioxinas y furanos de toda Europa, incluida la del Este.

Si Iberdrola fuese consecuente, debería cerrar la central de Pasaia. Sin embargo, se niega a hacerlo y encima van de verdes, ¿a quién quieren engañar?

También escuché una entrevista al alcalde de Errenteria Sr. Merino, donde éste se autoproclamaba «ecologista». ¡Qué fácil resulta ponerse una etiqueta! Pero ¡qué lejos estamos verdaderamente de ser consecuentes con ellas! El sr. alcalde se negó en su momento a que la incineradora propuesta en Landarbarso se construyese allí, pero no veía mal que unos pocos kilómetros más allá sí se pudiese construir. Creo que esta actitud medioambientalmente es inaceptable, lo que a unos kilómetros más allá se expulse, la contaminación, nos va a afectar a muchos kilómetros a la redonda, y éticamente es inaceptable, lo que no quieras para ti no lo puedes querer para los demás.

Y la última contradicción. El EVE suele hacer interesantes recomendaciones sobre medidas más sustentables que podemos tomar en materia de ahorro energético, pero ¿acaso el Gobierno Vasco no está priorizando el transporte en carretera, gastando ingentes cantidades de dinero en autopistas, carreteras, en vez de potenciar otras alternativas como el tren, el topo o el autobús? (el TAV no lo incorporo como alternativa porque no va a solucionar el problema de las retenciones, y económica y ecológicamente sus consecuencias no son sostenibles). El transporte público debería costar menos dinero y debería llegar a más lugares. El caso de Hondarribia es especialmente significativo, no tiene ni tren, ni topo y sólo un autobús cada 25 minutos que lo une con Donostia. Así la gente, ¿cómo va a elegir el transporte público? Teniendo en cuenta la proble- mática del cambio climático afectándonos directamente, las medidas a tomar deberían ser profundas y afectar a todos los ámbitos. Empezando por nosotros mismos, las instituciones, etc... el consumo moderado, basándose en lo que realmente necesitamos, las energías renovables, el respeto y la conservación de la naturaleza deberían ser patrones a desarrollar.