Revelan que mandos de EEUU toleran la matanza de civiles en Irak
Un informe interno sobre la matanza de 24 civiles en la localidad iraquí de Hadiza en 2005 por soldados estadounidenses acusa a los mandos militares de negligencia y de haber fomentado un ambiente en que no se valoraban las vidas de civiles iraquíes, informó ayer «The Washington Post». «Sus muertes suponen sólo el precio a pagar para seguir adelante con las operaciones», indica el general Bargewell.
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El informe, elaborado por el mayor general del Ejército de Tierra Eldon Bargewell, sostiene que en la Segunda División de los Infantes de la Marina «los mandos de todos los niveles estaban dispuestos a considerar la muerte de civiles, incluso en números importantes, como algo rutinario» en la lucha contra la insurgencia. «Declaraciones hechas por distintos mandos en el curso de esta investigación sugieren que las vidas iraquíes no son tan importantes como las vidas estadounidenses, sus muertes suponen sólo el precio a pagar para seguir adelante con las operaciones y los Marines tienen que cumplir sus tareas pase lo que pase», escribe el general Bargewell.
El informe reservado de 104 páginas, completado en junio de 2006 pero cuyo contenido no se ha hecho público hasta ahora, no acusa a los mandos de los Marines de haber intentado encubrir la masacre del 19 de noviembre de 2005 en Hadiza, sino de una falta total de interés por lo ocurrido. «Concluyo que el deber de indagar en este caso fue tan obvio que una persona razonable con conocimiento de estos acontecimientos habría sin duda investigado. Lo más llamativo sobre las bajas civiles fue la ausencia de casi ningún tipo de indagación a ningún nivel del mando sobre las circunstancias que rodearon las muertes», comentó el general.
``The Washington Post'' señala que los militares ni siquiera se plantearon una investigación hasta que el asunto no transcendió a las prensa estadounidense.
El 19 de noviembre de 2005, dos soldados de EEUU murieron en un ataque perpetrado por desconocidos cerca de Hadiza. Acto seguido, los soldados entraron en el pueblo y mataron a tiros a 24 civiles desarmados.
En diciembre pasado, el Cuerpo de Marines presentó cargos por la matanza de Hadiza contra un teniente coronel, dos capitanes y un teniente, acusados de «negligencia del deber», y dos sargentos y dos cabos acusados de «asesinato».
Habitantes y comerciantes de un barrio de Bagdad acusaron ayer a las fuerzas ocupantes de encarcelarles tras una pared de cinco kilómetros destinada a prevenir «la violencia entre chiítas y sunitas». Desde el 10 de abril, paracaidistas estadounidenses transportan grandes bloques de hormigón en el barrio de Adhamiyah, una de los últimos enclaves sunitas en el Este chiíta de Bagdad. «Levantar paredes entre barrios no es una solución para hacer frente al fracaso de la seguridad y a la violencia rampante», protesta Oum Haider, 54 años. «No queremos ver una pared de segregación entre nosotros ni en el resto de Bagdad», añade un vendedor de perfumes.
«Temo que esta pared nos aísle y nos imponga procedimientos de seguridad más estrictos. Los comerciantes no podrán acoger más a sus clientes», destaca este comerciante. «La barrera va a hacer de Adhamiyah una gran prisión», denuncia otro vecino. Para el teniente coronel Scott Bleichwehl, «el objetivo no es dividir la ciudad entre las distintas comunidades, sino proporcionar aún más seguridad a la gente que vive en los barrios donde el nivel de violencia aumenta». Adhamiyah no es el único barrio cercado con paredes, cuya eficacia contra los ataques no se ha demostrado.
Ayer, al menos, 17 personas, entre ellas, un soldado estadounidense, murieron y otras 11 resultaron heridas en diversas zonas de Irak. En Hadiza, tropas estadounidenses mataron a cinco iraquíes en una operación realizada en varias viviendas del centro de la ciudad. En Bagdad, mientras, dos personas fallecieron tras la explosión de una bomba en un autobús y en Faluya mataron a su alcalde.