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Precariedad = mortalidad y enfermedad laboral

Lo visible se cuenta y se mide: cortes, atrapamientos, fracturas, grandes traumatismos, pero se dejan de lado depresiones, estrés, cánceres por amianto El 28 de abril debe servir para que los sindicatos reflexionemos sobre nuestra labor en los centros de trabajo y la necesidad de llevar una ofensiva para cambiar la situación

Santiago RUIZ Comisión de Seguridad Laboral de ESK

Este 28 de Abril ha sido declarado por la Organización Internacional del Trabajo como jornada para reivindicar el reconocimiento de las enfermedades profesionales. En 2006, 103 personas murieron en accidentes de trabajo en Hego Euskal Herria. La mayor parte de ellos lo han sido fruto del empleo precario en sus más diversas facetas, la flexibilidad, la subcontratación, la explotación de los jóvenes y de los emigrantes. La precariedad desnuda a las personas y las hace mucho mas vulnerables frente a los riesgos laborales.

Pero la parte invisible de toda esta problemática siguen siendo las enfermedades profesionales, las cuales ocupan una ínfima parte de las estadísticas. Es decir, que lo visible, se cuenta y se mide: cortes, atrapamientos, fracturas, grandes traumatismos, pero se dejan de lado las depresiones, el estrés, los problemas mucoesqueléticos, los cánceres por amianto o las consecuencias de agentes químicos desconocidos procedentes de las combinaciones de mil y una sustancia de nombres impro- nunciables.

Los empresarios y los diversos gobiernos siguen empeñados en mostrar sólo la parte más sangrienta en salud laboral y afirman que se están consiguiendo grandes avances, cosa que es falsa.

Si en los accidentes de trabajo la precariedad laboral es un desencadenante fundamental, para las enfermedades por el trabajo su efecto es multiplicador y aquí es donde entra con más virulencia a machacar a las personas jóvenes, a las mujeres y a las personas emigrantes. Con el factor en contra de tener que soportarlas y, en todo caso, traspasar sus efectos al cuidado de la sanidad pública mediante bajas por enfermedad común. En esta labor de encubrimiento y ocultamiento de las enfermedades por el trabajo colaboran de forma estrecha la patronal, las mutuas, organismos que, como Osalan y el INSL con su desidia y falta de actuación, permiten que se hagan estas prácticas y la Inspección de Trabajo, que no persigue a los infractores de la legislación en esta materia.

El 28 de abril es una fecha de denuncia de la situación de salud laboral, pero debe servir también para mirarnos el ombligo todos los sindicatos y hacer una seria reflexión sobre nuestra labor en los centros de trabajo y la necesidad de llevar una ofensiva para cambiar la actual situación. Luchar contra los empleos precarios es prevenir riesgos en el trabajo. No se pueden firmar ni avalar acuerdos o reformas que potencien la precariedad. La denuncia pública tiene su importancia, pero debemos ponernos nuestra propia ropa de faena y volver a los tajos a exigir y pelear por el conjunto de la salud laboral.

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