Varias veces hemos mencionado en este rincón al programa de la Cuatro «Callejeros». Nos ha parecido que mantiene una tensión narrativa acercándose a realidades poco comunes. Hoy debemos decir con humildad y rabia, que se trata de una gran mentira, de un programa que busca el escándalo y el morbo. Lo aseguramos al ver detalladamente la entrega dedicada a la calle San Francisco de Bilbao. Lo decimos con conocimiento pleno de causa, dándose la circunstancia que involuntariamente estuvimos presenciando la grabación de alguna secuencia no emitida.

Una vez más, la imparcialidad mediática se demuestra inexistente. Todo lo que antes habíamos visto en este programa se vuelve tendencioso, es decir, las realidades retratadas no corresponden con la realidad existente, sino con la parte que el programa y la cadena le interesa mantener como reclamo del público. Cuantas más drogas, putas, degradación, violencia, subcultura, mejor. Son contenidos reconocibles, estilos reconocidos, maneras de convocar a los públicos a partir de las medias verdades o las mentiras absolutas. Es lo que se llama, con justeza, televisión basura.

Sobre la calle San Francisco de Bilbao se vierte toda la mierda posible. La drogas, la prostitución, como si fuera un barrio marginal. Y nada más lejos de la verdad. Existen problemas, existe droga, prostitución, hay degradación por el envejecimiento de la población, etcétera, pero lo mostrado es simplemente un insulto. El señorito que firmaba el reportaje era incapaz de reconocer una piedrecita de costo, intentaba moralizar con una puta toxicómana, ponía la cámara al servicio de la reacción más deplorable.

Era curioso ver como dedicaba tiempo a que hablasen vecinos de lo más ultra, los que quieren «limpiar» el barrio, y jamás se le ocurrió pensar que estaba grabando frente a la entrada de un museo magnífico. Eso no interesa, ni los bares con gente normales, ni lo comercios de toda la vida, ni la media docena de librerías especializadas que hay en el barrio, ni los estudios de arquitectura o fotografía recién llegados. No, eso, no vende. Hay que dar una imagen de territorio comanche de una parte de Euskadi. Amarillo puro. Kanpora!