Debido a los continuos combates y la incesante llegada de heridos, los hospitales están saturados. Dahir Dhere, director del Hospital Medina, subrayó que les es imposible atender a tantos heridos, por lo que han tenido que instalar campamentos en el exterior del hospital para atender a todos los pacientes.

Tras los enfrentamientos de ayer, el número de víctimas mortales en los últimos cuatro días se ha incrementado hasta 165, mientras que otras 229 personas han resultado heridas de diversa consideración, según la Organización Elman de Derechos Humanos.

El presidente de esta organización humanitaria, Sudán Alí Ahmed, subrayó que los enfrentamientos de ayer fueron los peores de los últimos años.

«Pido a las dos partes que detengan los ataques y los bombardeos» para salvar vidas de civiles, señaló a la agencia AP en una entrevista telefónica.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sostiene además que aproximadamente 321.000 personas han huido de Mogadiscio desde el pasado mes de febrero, cuando comenzaron los enfrentamientos entre la insurgencia y el Ejército somalí, apoyado por tropas de Etiopía.

Cientos de hombres, mujeres y niños comenzaron a desplazarse a pie o en camiones hasta las zonas seguras de la ciudad, como los suburbios del norte, mientras que otros abandonaban Mogadiscio hacia localidades del centro o el sur del país.

Los que marchaban a pie cargaban en sus cabezas utensilios de cocina y ropas envueltas en mantas. A muchos se les veía cansados y aseguraban que no habían comido en varios días.

«Prefiero abandonar mi hogar para salvar mi vida y evitar la batalla. Es mejor morir de hambre y sed en un lugar seguro que esperar los disparos de mortero», señaló una mujer, madre de ocho niños. Afirmó que lleva dos días sin comer y que había perdido a su marido y a una de sus hijas durante los enfrentamientos de marzo. Su casa en Mogadiscio estaba situada en el norte de la ciudad, en el barrio de Kungal, una de las bases de la insurgencia y escenario de los más fuertes enfrentamientos de los últimos días.

Entre la población crece el temor a contraer enfermedades por las lluvias de las últimas horas y los numerosos cadáveres que siguen en las calles de la ciudad desde hace dos semanas.