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Victoria Mendoza Psicoterapeuta

Escondidos unos, perdidos otros y ¡la vida es bella!

Tal vez un día pueda entender todos los porqués, tal vez volvamos a encontrarnos y nos sorprendamos de que aún conservamos muchos sueños en común

Dónde están, dónde se esconden esos políticos a quienes se les llena la boca condenando la violencia y exigiendo que otros la condenen? ¿Por qué no dan la cara para protestar contra la tortura, la dispersión ilegal y la conculcación de derechos de los presos políticos vascos, de los inmigrantes y de los ciudadanos burlados? ¿Por qué ésos que presumen de ser democráticos no están exigiendo que se presenten todos los partidos a las elecciones? ¿Por qué no son coherentes con sus discursos demagógico-moralistas y sus acciones y omisiones perversas y sádicas? ¿Por qué tanta cobardía y tanta hipocresía?

Lo único que hacen es esconderse tras discursos surrealista-kafkianos; acusan, prohíben, condenan, encarcelan, torturan, ilegalizan, censuran y, sobre todo, están llenando de gas tóxico el País Vasco. No me extrañaría que gracias a su pésima estrategia política se viniera abajo todo y estallara no una bomba de ETA, sino la furia de todo un pueblo.

Como mexicana me siento ofendida y dolida, creo saber cómo se sienten los vascos, agotados de resistir calumnias, amenazas y agresiones de todo tipo, y es esa lucha y resistencia la que me identifica con los vascos. México también sigue resistiendo las agresiones, saqueos e invasiones externas y toda la suciedad que tenemos dentro del propio país. En México ya no sabemos bien quién es de izquierda, porque la izquierda se contaminó desde la guerra sucia. A muchos nos detuvieron, torturaron, violaron y encarcelaron, a otros los desaparecieron y asesinaron. Quedamos desperdigados, perdidos, buscándonos y no encontrándonos los antiguos activistas y camaradas revoluciona- rios; ya no nos queda claro quién es de izquierda, qué sueños y utopías pendientes hay que olvidar y cuáles rescatar, ni nos queda muy claro cómo continuar o cómo terminar nuestra propia historia.

Eso mismo está pasando aquí, en el País Vasco. No me queda claro si hay partidos o personas de izquierda, esos que luchan contra la injusticia, contra la globalización, la guerra, la tortura, esos que sueñan con un mundo más justo y equitativo. ¿Por qué es tan difícil volverse a encontrar, volver a encontrar unos mínimos que nos hagan ser coherentes con nuestra ideología? ¿Por qué hay partidos que promulgan democracia y justicia mientras sus actos dicen todo lo contrario? ¿Por qué todos queremos y creemos ser dueños de la verdad? Tal vez algún día pueda entender todos los porqués, tal vez algún día volvamos a encontrarnos y nos sorprendamos de que, a pesar de tener colores distintos de piel y de partido político, aún conservamos muchos sueños en común, y de que entre lo mucho que queda por hacer aún hay utopías comunes. Mientras esto sucede, yo sigo aquí con mis preguntas de ignorante y con mi cara de tonta inmigrantilla tercermundista, para ver si algún político sagaz puede resolver mis dudas o, por lo menos, ofrecer soluciones inteligentes a nuestros conflictos y desencuentros.

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