El valle de Ollo, además de poseer montañas ovaladas, aloja una de las resurgencias más importantes de Nafarroa. Se trata del nacedero de Arteta, que forma un espectacular circo de paredes, barrancos y cascadas, un escenario diferente que acoge distintas excursiones para explorarlo y conocerlo.

Esta primera sugerencia que propone Mendia a sus lectores debe ser siempre acompañada de otras, para tener un verdadero conocimiento de causa de este singular espacio. La de hoy es una propuesta sencilla, cómoda, de exploración y disfrute. Una primera aproximación a otras que, sin duda, hará el lector una vez se documente sobre esta privilegiada orografía.

Desde el Puerto de Arteta

Ya en la carretera de Goñi, en el valle de Ollo, superado Arteta se inicia el puerto de cerradas curvas hasta alcanzar el puerto de Arteta. En la meseta, a la izquierda y a la altura de una balsa cercada, al borde de la muralla, tras superar la alambrada, nace un camino mirador sobre el circo. En terreno boscoso, el camino no tiene pérdida para el mendizale siempre que siga el balcón, al borde del acantilado. Sobre un terreno de mal andar, que se olvida por el dilatado panorama que ofrece, el excursionista va reconociendo las cimas y los cañones de este privilegiado, aunque modesto, escenario: sierra Satrustegi, el nacedero de Arteta y los cañones de Artazul y Aizpun, que en esta excursión se van a descubrir. La propuesta de Mendia es descender hasta la confluencia de ambos barrancos desde donde nace el de Ollo, que forma el gran salto de aguas de Arteta, de obligada visita en otra salida, o en ésta, una vez finalizada la sugerencia.

El indefinido camino en descenso salva fácilmente la confluencia de las citadas gargantas y, de repente, aparece una preciosa cascada, en la vertical de la aldea de Aizpun, que a la postre es el nacedero de la regata de Ollo y de Arteta, y cuyo descenso es propicio para especialistas dado que exige material de descenso. Tras las fotografías de rigor, a la derecha queda el desfiladero de Artazul, mientras que a la izquierda es el de Aizpun el que el mendizale deberá seguir por el borde de su farallón. Tras superar varios caminos que descienden a su profundo cauce, el corte pierde altura, mientras se progresa al límite de campos de labor. Donde el barranco llega a su fin, el excursionista derivará a la derecha, en busca de la cercana carretera para caminar por ella al NE -dcha.-, a fin de descansar en la aldea de Aizpun, lugar donde el tiempo parece detenerse e ideal para tomar un reconstituyente.

El siguiente tramo consiste en recorrer por los altos el cañón de Artazul. Una vez en la citada confluencia, hay que remontar en busca del tajo, por terreno exuberante, bajo una bóveda de frondosas, que no permite un nítido panorama y, sin camino claro, se avanza, utilizando la intuición y el olfato montañero. Una vez finalizada la hendidura, el caminante derivará definitivamente a la derecha -E-, para alcanzar la carretera, entre Goñi y el puerto de Arteta, donde tiene aparcado el automóvil.

Entre las otras propuestas fáciles que el montañero barajará para otras excursiones, anotará el paseo fácil y espectacular al nacedero de Arteta, o el acceso al cañón de Aizpun por su base, y también otras iniciativas más exigentes.